EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ AL PRESIDENTE DE
COLOMBIA
En
las sociedades con desigualdades sociales como las existentes en America
Latina, a raíz del triunfo de la revolución cubana, el 1 de enero de 1959,
después de una exitosa guerra de guerrillas de dos años de duración, tomó auge
por varios años en el continente americano, el intento de derrocar gobiernos tradicionales
por la fuerza, e instalar gobiernos revolucionarios, semejantes al cubano.
Pero
la guerra de guerrillas solo prosperó en Nicaragua, fracasó en los demás países
donde se intentó y el líder revolucionario mas conocido, el argentino Ernesto (Che)
Guevara, perdió la vida en 1967 en Bolivia,
tratando de repetir el éxito de la revolución cubana.
Por
vía de las urnas, han surgido gobiernos que podemos considerar moderadamente
revolucionarios, en Venezuela, Ecuador y
Bolivia, los cuales celebran periodicamente elecciones, con
participación de partidos de oposición.
Pero no ha vuelto a repetirse el caso de una revolución, como la que
lleva ya en Cuba 57 años, que no tolera oposición interna, ni celebra
elecciones libres con mas de un partido, sea por la oposición que a estos
movimientos hace Estados Unidos, o porque los pueblos no están de acuerdo con
el surgimiento de nuevas dictaduras, ni de derecha, ni de izquierda.
Es
dentro de este panorama político que vemos el caso de Colombia, con suma
extrañeza.
La
guerrilla colombiana que se inició en 1964 (hace 52 años) luchaba infructuosamente por derribar el gobierno tradicional de su
país e instalar uno revolucionario y en una clara señal, de como cambian los
tiempos, fueron los mismos cubanos, los que propiciaron un acuerdo de paz entre
las
partes y las reuniones tratando de lograr un acuerdo para concluir la actividad
guerrillera y que tomaron cuatro años, se celebraron en La Habana.
Finalmente se llega a un acuerdo, se
firma con la presencia de mandatarios extranjeros incluyendo nuestro Presidente
Lic Danilo Medina, quien asistió a La Habana y también a Bogotá, para dar validez al pacto con su presencia,
cuando casi simultaneamente ocurren dos cosas:
a)
El
gobierno colombiano somete el acuerdo de paz a un plebiscito, con una semana de antlcipación a la fecha de su
celebración, para que sea aprobado y
b)
En
Escandinavia, se le otorga el prestigioso Premio Nobel de la Paz del 2016, al presidente
colombiano, Juan Manuel Santos.
Entonces llega la noticia de que el acuerdo de paz había perdido
por menos del 1% de los votantes, su aprobación por el pueblo colombiano También
se reporta que solo participó el 38.5% del electorado en el plebiscito,
lo que sIgnIfIca que fue rechazado por
el 19.5% del total de posibles votantes.
Ahora
bien, que la mayoría del electorado se abstenga de participar en elecciones en
Colombia, es lo habitual. En el año 2014, en la elección presidencial de
Santos, en la primera vuelta se abstuvo el 60% y en la segunda el 54%.
Esto
demuestra que el pueblo colombiano ha
perdido la fe en las elecciones y no se motiva a depositar su voto en las urnas
y eso es penoso.
También
nos indica que el pueblo no cree en sus
dirigentes, revolucionarios o conservadores. Entonces uno se pregunta: Politicamente,
¿Qué está pasando en Colombia?
A
que se debe esa indiferencia, ante un
tema tan trascendente, como es establecer un proceso pacífico para lograr
cambios que mejoren la justicia social en el país.
¿Es
que una semana de tiempo fue un período muy corto, para que el pueblo asimilara la magnitud
sobre lo que se le estaba pidiendo su
opinión.?
Desconocemos
las intimidades de la política colombiana, pero lo que de lejos salta a la vista con todo lo acontecido
es, que allí la población no tiene esperanza de que las cosas cambien, no
importa quien esté dirigiendo el destino del
país.
Ojalá
el Premio Nobel de la Paz al Presidente Santos, eleve su credibilidad ante el
pueblo colombiano y este se percate, de como el
resto del mundo aprecia, la
magnitud de lo ocurrido.
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