sábado, 28 de septiembre de 2013

La nacionalidad dominicnana

Colaboración para La Información                                         AYER Y HOY
articulosdeopinon2004@yahoo.com        LA NACIONALIDAD DOMINICANA EN CRISIS
                                                                                         Julio M. Rodriguez Grullón

            El título de esta entrega corresponde al opúsculo publicado recientemente por el Dr. Gustavo Wiese Delgado y tiene como tema central el  peligro que representa para nosotros la penetración pacífica haitiana.
            El autor es Presidente de la filial venezolana de Instituto Duartiano en Santo Domingo R.D.
            La obra fue publicada en Caracas, Venezuela en diciembre, 2012. La portada es una imagen pictórica  de la bandera dominicana por Emma García de Wiese, Producción Editorial de Lesbia Quintero y Producción gráfica de Liliana Acosta.
            Divido en cuatro partes: Urgencia de cultivar la conciencia de la nacionalidad, formación del pueblo dominicano, nacimiento de la Republica Dominicana y  perspectiva presente, la interesante obra resalta la labor de Juan Pablo Duarte en la formación de nuestra nacionalidad.
            A lo que agregamos, que el hecho de que el juramento trinitario no se conociera hasta 1890, hizo que el reconocimiento al patricio por la posteridad, se  desarrollara lentamente.
            El libro destaca que fue un hecho de trascendencia universal el nacimiento de la Republica de Haití, el 1ro de enero de  1804, “pues cambiaba el orden ético, económico y social vigente hasta entonces, fundamentado en la aceptación de la esclavitud,  a cuyo amparo potencias internacionales explotaban sus colonias y poderosas empresas comerciaban con seres humanos”.
          Las tres naciones mas poderosas de esos días, Francia, Inglaterra y España era potencias esclavistas. Por lo que de inmediato se agrega que los haitianos  “con visión realista, entendieron que la presencia de España o Francia, potencias esclavistas en el este de esta isla hacía peligrar su libertad. Por tanto establecieron el dominio de la isla entera como norma constitucional” .
          Ante la declaración de independencia dominicana en 1844, se opusieron a ella, alegando que violaba su constitución y emprendieron varios intentos de invasión  militar que fracasaron.
                Sin embargo, los ex-esclavos, fallaron penosamente en autogobernarse.
 Esto condujo a un deterioro progresivo del nivel de vida y  a la situación que tenemos en el presente, muy diferente a los días en que la Republica Dominicana nació.    
                La obra señala, que en la actualidad, la penetración haitiana es el problema fundamental de nuestro país y se le considera como un cáncer, pues Haití se ha convertido en la nación mas pobre de América y la  emigración de su población hacia la Republica Dominicana, es un problema internacional. Nos corresponde a los dominicanos “ tener una eficiente política de acciones para impedir dicha inmigración, propiciar una política de ayuda económica a dicha nación  en programas de desarrollo que den ocupaciones al haitiano en Haití”
                El libro señala lo absurdo que es el proyecto que impulsan algunas metrópolis de fusionar en una sola entidad política las dos naciones que ocupan la isla, de origen, costumbres, idioma y desarrollo muy diferentes, que hacen imposible esa amalgama.
            Y nosotros concluimos que los empresarios dominicanos deben ir ponderando proyectos de inversión en Haití, para desarrollar su agricultura e industria, a la vez que se promueva  un mercado común en la isla, sin trabas arancelarias en la frontera, para  los productos agrícolas o artículos, producidos en la isla.

 

 

 

 
Colaboración para La Información                                         AYER Y HOY
articulosdeopinon2004@yahoo.com        LA NACIONALIDAD DOMINICANA EN CRISIS
                                                                                         Julio M. Rodriguez Grullón

            El título de esta entrega corresponde al opúsculo publicado recientemente por el Dr. Gustavo Wiese Delgado y tiene como tema central el  peligro que representa para nosotros la penetración pacífica haitiana.
            El autor es Presidente de la filial venezolana de Instituto Duartiano en Santo Domingo R.D.
            La obra fue publicada en Caracas, Venezuela en diciembre, 2012. La portada es una imagen pictórica  de la bandera dominicana por Emma García de Wiese, Producción Editorial de Lesbia Quintero y Producción gráfica de Liliana Acosta.
            Divido en cuatro partes: Urgencia de cultivar la conciencia de la nacionalidad, formación del pueblo dominicano, nacimiento de la Republica Dominicana y  perspectiva presente, la interesante obra resalta la labor de Juan Pablo Duarte en la formación de nuestra nacionalidad.
            A lo que agregamos, que el hecho de que el juramento trinitario no se conociera hasta 1890, hizo que el reconocimiento al patricio por la posteridad, se  desarrollara lentamente.
            El libro destaca que fue un hecho de trascendencia universal el nacimiento de la Republica de Haití, el 1ro de enero de  1804, “pues cambiaba el orden ético, económico y social vigente hasta entonces, fundamentado en la aceptación de la esclavitud,  a cuyo amparo potencias internacionales explotaban sus colonias y poderosas empresas comerciaban con seres humanos”.
          Las tres naciones mas poderosas de esos días, Francia, Inglaterra y España era potencias esclavistas. Por lo que de inmediato se agrega que los haitianos  “con visión realista, entendieron que la presencia de España o Francia, potencias esclavistas en el este de esta isla hacía peligrar su libertad. Por tanto establecieron el dominio de la isla entera como norma constitucional” .
          Ante la declaración de independencia dominicana en 1844, se opusieron a ella, alegando que violaba su constitución y emprendieron varios intentos de invasión  militar que fracasaron.
                Sin embargo, los ex-esclavos, fallaron penosamente en autogobernarse.
 Esto condujo a un deterioro progresivo del nivel de vida y  a la situación que tenemos en el presente, muy diferente a los días en que la Republica Dominicana nació.    
                La obra señala, que en la actualidad, la penetración haitiana es el problema fundamental de nuestro país y se le considera como un cáncer, pues Haití se ha convertido en la nación mas pobre de América y la  emigración de su población hacia la Republica Dominicana, es un problema internacional. Nos corresponde a los dominicanos “ tener una eficiente política de acciones para impedir dicha inmigración, propiciar una política de ayuda económica a dicha nación  en programas de desarrollo que den ocupaciones al haitiano en Haití”
                El libro señala lo absurdo que es el proyecto que impulsan algunas metrópolis de fusionar en una sola entidad política las dos naciones que ocupan la isla, de origen, costumbres, idioma y desarrollo muy diferentes, que hacen imposible esa amalgama.
            Y nosotros concluimos que los empresarios dominicanos deben ir ponderando proyectos de inversión en Haití, para desarrollar su agricultura e industria, a la vez que se promueva  un mercado común en la isla, sin trabas arancelarias en la frontera, para  los productos agrícolas o artículos, producidos en la isla.

 

 
 
 
 

 

 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Colaboración para La Información                                           AYER Y HOY
articulosdeopinon2004@yahoo.com                LA ERA DE TRUJILLO. EPILOGO (y II)
                                                                                      Julio M. Rodriguez Grullón

                Al mismo tiempo que sembraba el terror, Trujillo se iba apoderando de negocios, creando monopolios   y arrebatando tierras.
                A partir de 1946, comenzó la economía mundial a recuperarse de la segunda guerra mundial y nadie podía en el país competir con Trujillo en los nuevos  negocios e industrias que iban surgiendo. El dictador desplazó incluso a los norteamericanos como el principal poder económico en el país, llegando  a controlar el y sus allegados el 50% de la economía nacional; la otra mitad estaba un 25 % en manos extranjeras y  un 25% en capital dominicano, de algunas familias tradicionales, que pudieron resistir como pudieron, la embestida trujillista.
                Bosch dijo muy claro, que en los 1950 no se podía comprender lo que ocurría en el país, si no se le veía como una empresa, en la que Trujillo era el dueño y los demás dominicanos, sus aterrados  empleados. En esa empresa se pagaban salarios de hambre y se ahondó la división entre ricos y pobres, que arrastramos desde los tiempos coloniales.
                Trujillo estaba rodeado de un ambiente de degradación moral y de adulones, que competían entre si por mantener su favo.
                Aun Paulino, el favorito mas capaz que tuvo,  tenía que hacer en ocasiones las veces de celestino, para satisfacer el apetito sexual insaciable de Trujillo. Entonces no se puede  pretender, que otras figuras pudieran mantenerse por mucho tiempo en el favor del tirano, sin  proporcionarle satisfacción a su líbido.
                Todo este halo tenebroso de crímenes y degradación moral, que rodea la figura de Trujillo, no debe hacernos perder de vista lo siguiente:
                El poseía una energía para el trabajo increíble, tenía visión política para saber que hacer en determinado momento para favorecer sus intereses personales, que llegaron a confundirse con  los del estado, un estado que el encontró débil y al que fortaleció, porque le convenía personalmente.
                Es por eso imposible negar que Trujillo sentó  las bases del  estado dominicano como lo conocemos actualmente, dotándole de dos instrumentos imprescindibles  para   su funcionamiento.  El le dió frontera y moneda.
                Asimismo realizó obras de infraestructura, como carreteras, puentes y acueductos, impulsó la educación y mejoró la salud del pueblo. Adquirió la producción de la energía eléctrica y los apagones eran desconocidos bajo su mandato.
                Todas estas cosas, junto con el  orden y la poca cantidad de delitos que se cometían, debido a la parálisis que producía el terror difuso, hacen que con frecuencia oigamos decir que necesitamos otro Trujillo para enderezar este país.
                Nada mas lejos de la verdad.
                La actual situación se debe a  que después de su muerte, las fuerzas del mal se han desarrollado de tal forma,  que  las del bien apenas pueden controlarlas.  Las fuerzas del bien no se fortalecen en  una dictadura. Debemos por encima de todo,  mantener  nuestra  libertad  y el orden y el bien prevalecerán. No hay que desesperarse

 

domingo, 15 de septiembre de 2013

La Era de Trujillo. Epiogo. (I)

Colaboración para La Información                      AYER Y HOY
articulosdeopinon2004@yahoo.com     LA  ERA DE TRUJILLO . EPILOGO ( I )
                                                                                     Julio M. Rodriguez Grullón

                A comienzos del siglo pasado, el desarrollo del capitalismo, dentro de un marco democrático, en los Estados Unidos de América, desbordó las fronteras de ese país, donde los sindicatos obreros habían frenado los abusos  que este sistema económico allí cometía y por lo tanto habían disminuido sus ganancias.
                Teddy Roosevelt el presidente americano imperialista por excelencia, implantó la política del garrote y el dólar, donde los países débiles del Caribe, sintieron  la fuerza militar y económica americana, que rutinariamente creaba fuerzas militares en estos países, que obedecían a Washington , se apoderaban de sus economías y por lo tanto controlaban  su vida política.
                Es dentro de esta perspectiva es que debemos ver lo  ocurrido en nuestro país a partir  de 1907 en adelante. En 1916, el incontrolable  caudillismo de nuestra etapa de Concho Primo, facilitó la ocupación militar, pero a diferencia de los demás países en  que esto ocurrió,  los norteamericanos no encontraron un  caudillo  dominicano que “gobernara” apoyado por .los marines. Esto facilitó la labor de los que lucharon por la recuperación de nuestra independencia política y por esa razón nuestra intervención militar fue la mas corta de todas.
                Esta intervención de 1916-24, cambió la vida política del país, al crear una fuerza policial eficiente y construir carreteras, que permitían el traslado de esa fuerza rápidamente,  para sofocar cualquier  levantamiento.
                No estábamos preparados para una vida democrática organizada.
Horacio Vásquez, quien resultó elegido presidente en 1924, era un caudillo mas,  que se dejó engañar por el jefe que el había designado  de la fuerza policial  y  cuando Vásquez intentó quedarse  en la presidencia de por vida, en febrero de 1930, se produjo una crisis que facilitó al jefe de la fuerza policial,  dar un cruento golpe de estado y quedarse el, en el poder, también de por vida.
                Ese jefe policial, llamado Rafael L. Trujillo, resultó ser el mas cruel de nuestros caudillos y también el mas ambicioso de riquezas, que fue la razón por la que había ingresado en la fuerza policial durante la intervención.
                Pienso que la dictadura trujillista debemos dividirla en dos etapas: 
La primera, de 1930 a 1946, en la que Trujillo luchó por deshacerse de sus opositores y apoderarse de la economía nacional, cosa que le facilitó inesperadamente  el estallido de la segunda guerra mundial (1939-45), razón por la que los norteamericanos le entregaron  el control de las aduanas en 1940 y la segunda etapa, de 1946 a 1961, en la que dueño  del país, se convirtió en uno de los hombres mas poderosos del mundo, borrando la diferencia entre lo que era su peculio personal y los bienes del estado.
                En la primera etapa, las pandillas armadas de Trujillo, sembraron el terror  difuso, se cometieron crímenes horrorosos, como el de Virgilio Martinez Reyna y su esposa embarazada y se eliminaron los caudillos que osaron levantarse en su contra, ignorando el cambio que en  nuestra vida nacional había producido la intervención, como fueron Cipriano Bencosme y Desiderio Arias.

 

 

sábado, 7 de septiembre de 2013

El fin de una era

Colaboración para la Información                                            AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com                             TRUJILLOLANDIA (XV)       
                                                                         Julio M. Rodríguez Grullón

El fin de una era.-
Cuando murió Lilís, su Vicepresidente, Wenceslao Figuereo, pasó a ocupar la presidencia, el régimen cayó en un mes y de Figuereo no se volvió a hablar mas. Pero a  la muerte de Trujillo, ocupaba la Presidencia Joaquín Balaguer, quien se convertiría en la figura dominante de la política dominicana, por el resto del siglo XX.
Inmediatamente después del magnicidio, sin embargo, el poder residía en Ramfis, el hijo que Trujillo soñaba con que le sucediera, pero que no supo preparar, para la tarea de gobernar.
La mejor prueba de esto es, que Ramfis, no se enteró de que había nacido fuera de matrimonio, hasta que Galíndez lo publicó en su libro en 1956  y al enterarse, provocó toda una escena con su padre. Ramfis, solo quiso vengar la muerte de su progenitor y marcharse del país, a continuar en Europa, con la gran cantidad de dinero que heredó, la buena vida a la que estaba acostumbrado; pero murió, a consecuencia de un  accidente automovilístico, ocho años después.
Ramfis, cinco meses después de su regreso, el 18 de  noviembre de 1961, en lo que aparenta fue una fiesta macabra, asesinó en la Hacienda María, los implicados directamente en la muerte de su padre, se llevó el cadáver de este y abandonó el país.
El cadáver de Trujillo tuvo sus vaivenes, hasta  ser ubicado  en un cementerio privado de Paris y luego en el cementerio de El Pardo en España, cerca de Madrid,  donde aún permanecen junto a los de  Ramfis..
Al frente de la maquinaria trujillista quedó Balaguer, no ya solamente presidente nominal, sino ahora con capacidad de maniobrar y preservar a toda costa, el poder que por fin le llegó. Los hermanos de Trujillo, J. Arismendy (Petan) y Hector Bienvenido (Negro) se lo disputaban. En esa lucha, Balaguer fue ayudado por los norteamericanos.  
A seguidas de marcharse  Ramfis para Europa, bajo la presión de porta-aviones estacionados  a corta distancia de la capital, Petan y Negro, quienes tenían una lista de personas que serían eliminadas, se vieron forzados a abandonar por segunda vez el país, ahora de forma definitiva. En diciembre de 1961, los dominicanos  celebraron alborozados, la navidad con libertad.
Tres organizaciones políticas surgieron en 1961; la Unión Cívica Nacional, integrada por miembros de las clases media y alta del país, que dirigía Viriato Fiallo, un médico que nunca se inscribió en el Partido Dominicano de Trujillo y permaneció en el país; el Partido Revolucionario Dominicano, fundado en 1939 en La Habana, que llegó al país el 4 de junio de 1961 y estaba dirigido por el brillante intelectual Juan Bosch y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, dirigido por Manolo Tavárez, integrado por jóvenes  que habían luchado contra la dictadura los últimos dos años de ella y quienes habían sufrido prisiones y torturas, aplicadas por la maquinaria  represiva del tirano.
Las tres organizaciones se oponían a la presidencia de Balaguer, así que a mediados de  enero de 1962, tras un agitado periodo en que hubo dos cambios de gobierno en tres días, el 19 de enero de 1962, se instaló un Consejo de Estado, presidido por el Lic Rafael F. Bonnelly, cuya misión principal era organizar elecciones libres para diciembre de ese año