sábado, 29 de octubre de 2016

Centenario de la 1ra intervencion XX

EPILOGO (I)
            Aunque se iniciaron un siglo después que  las colonias españolas en el nuevo mundo, las colonias inglesas en Norteamérica, tuvieron  motivos diferentes en su origen y se desarrollaron mas rapidamente que  aquellas.
            Las colonias inglesas fueron un producto del torbellino religioso en Europa consecuencia de la reforma protestante que inició Lutero en el siglo XVI, pero que fueron las ideas de Calvino, las que mas se extendieron.
            Este reformador, que no era sacerdote, además de negar la autoridad del Papa, cambió las reglas del mundo económico cristiano, al enseñar que prestar dinero con interés no era pecado. Esto impulsó la competitividad en este campo y la aparición de mercados y  bancos..
            Calvino también pregonó que la salvación del alma  era cuestión de predestinación y que los hombres lo que debían saber era si estaban entre esos predestinados. Una de las señales de que se estaba en ese grupo,  era si le iba bien en los negocios.
            Así que el impulso inicial  de la actividad económica en estas colonias fue religioso, que la acumulación de riquezas hizo que se olvidara y prevalecieran las reglas del mercado.
            La publicación en 1776 el mismo año en que las colonias se separaron de la corona inglesa, del libro de Adam Smith sobre la acumulación de riquezas y el capital, hizo que se adoptara ese “capitalismo” como sistema en el  orden económico.
Mientras  tanto,  las colonias españolas  languidecían comercialmente, asfixiadas por el monopolio de la casa de contratación de Sevilla, que les impedía comercializar entre si, situación que era peor en esta isla del Caribe, que quedó aislada, rodeada de piratas y corsarios hostiles y dependiendo económicamente  de la llegada de un subsidio anual desde México.. Por otra parte, la Inquisición se encargaba de que las ideas de Calvino o Lutero no penetraran en su cultura. España y Portugal permanecieron siempre fieles al Papa, con una teocracia gobernante en sus países y colonias.
Las ideas de los enciclopedistas europeos penetraron facilmente en las colonias inglesas de norteamérica,  que al separarse de su corona, adoptaron la forma democrática de gobierno, con separación de iglesia y estado y así iniciaron su gobierno en abril de 1789, cuando tomó posesión de la presidencia George Washington y a diferencia de lo tumultuoso que resultó la revolución francesa que estalló tres meses después, los Estados Unidos de América nunca han padecido el trauma de un golpe de estado y yo pienso  que esa es la causa de la fortaleza de sus instituciones y de su desarrollo sostenido.
La pujanza de estas colonias, ahora convertidas en república, en la costa Atlántica de América del Norte, las hizo expandirse hacia el oeste, dominar a los indígenas del país  y arrollar a ingleses, franceses y mejicanos, en su ruta hasta llegar a la costa oeste, en el Pacífico, en un lapso de 59 años (1789-1848).
Este extraordinario avance hizo que se pensara era debido a la superioridad de su raza, que les imponía “el destino manifiesto” de civilizar a las razas inferiores que les rodeaban, no a la superioridad de su sistema político y a la fertilidad y recursos naturales del terreno en que se desarrollaban.
Este sistema político  declaraba la igualdad de todos ante la ley y todavía, en 1861, 72 años después de iniciarse su estado, había esclavos en su seno. La terminación de la esclavitud, costó una guerra civil (1861-65) que fue el mayor conflicto bélico conocido hasta esos días y que frenó por un tiempo, el impulso expansivo.
Para los 1890, ese impulso se había restablecido, en la economía existían ya los grandes monopolios (trusts) que internamente fueron frenados por un movimiento sindical obrero fuerte, lo que los hizo pensar en invertir fuera del país y así obtener mayores beneficios. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario