sábado, 26 de abril de 2014

Homenaje al Gral Antonko Duvergé

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                                                  HOMENAJE  AL GRAL A NTONIO DUVERGE (1807-1855)
                                                                         Julio M. Rodríguez Grullón

            El pasado 13 de abril 2014, asistí a un homenaje organizado por el  Ministerio de las Fuerzas Armadas, al Gral Antonio Duvergé, junto a su estatua ecuestre, localizada al comienzo de la Avenida Mirador Sur, cerca del Hotel El Embajador, en Santo Domingo.
            El motivo del homenaje fue el cumplirse el  165 aniversario de la batalla de El Número y el 170 de la del Memiso. Por coincidencia era también el 159 aniversario de su fusilamiento por Santana,. ocurrido el 11 de abril 1855. En el  acto, el Coronel Del Orbe, historiador militar, presentó una excelente revisión de la vida de este héroe nacional.
         Este homenaje a Duvergé demuestra que las fuerzas armadas  van en la dirección correcta en su orientación histórica, pues ningún general  dominicano merece ser homenajeado tanto como Duvergé, quien hizo realidad los límites del tratado de Aranjuez para  este país, combatiendo contra los haitianos.
 Pero por encima todo, merece Duvergé todos los homenajes que se le hagan, por su oposición a  nuestro primer golpe de estado  en 1849, luego de la Batalla de Las Carreras, cuando Santana  se rebeló contra el gobierno legalmente constituido de Manuel Jimenes.
            Sus palabras en esa ocasión son citadas de forma diferente por los historiadores, pero mi favorita es   “Gral Santana, yo no vuelvo mis armas contra el poder legalmente constituido”. Ver Pichardo, Bernardo. Resumen de  Historia Patria, 6ta edición, 1974, pag 120.
Con ese golpe de estado estuvieron de acuerdo Sánchez y Mella, a pesar de que Jimenes fue un prominente trinitario al igual que ellos y de que Santana era quién los había desterrado, acusándolos de traidores a la patria, cinco años antes y de que Jimenes era quien les había permitido regresar al país.
              Esta negativa de Duvergé a participar en ese golpe de estado terminó costándole la vida.
              Sometido a un juicio, en el que Sanchez hizo de fiscal, fue absuelto de los cargos que falsamente se le imputaban, pero se había ganado el odio de Santana, quien lo confinó en una especie de ostracismo interno, a la región este del país, donde lo mantenía bien espiado.
            Acusándolo de estar en una conspiración para derribarlo,  Santana, en 1855, lo sometió  a un juicio sumario y lo fusiló, junto a su hijo Alcides, Tomas de la Concha y otros compañeros..
            Algunos historiadores relatan que una vez muerto Duvergé, Santana se presentó al sitio del fusilamiento y pateó su cadáver, a la vez que lo insultaba.     
            Duvergé era muy apreciado en el círculo de amigos de Duarte, como lo demuestra una carta de Felix M. Delmonte a Duarte, de fecha 11 de abril de 1865, donde señala que la fecha es lúgubre, por ser el día del fusilamiento de este general.
            El Dr. Joaquín Balaguer, esperó a la desaparición del tirano Trujillo, para publicar en 1962 su libro homenajeando a Duvergé, que tituló  El Centinela de la Frontera, donde acaba con Pedro Santana y llena de elogios a Duvergé, llamándolo “el verdadero caudillo militar de la Independencia”.pag 190 de la citada obra. Esto no impidió que mas tarde, en un acto de politiquería barata, colocara los restos del Marqués  de las Carreras en el panteón nacional, de donde deben ser retirados.

domingo, 13 de abril de 2014

LA OPERACION LIMPIEZA

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                                                                              Julio M. Rodríguez Grullón

            Los norteamericanos como ya dijimos, rodearon a los constitucionalistas, creando una cerca de rollos de alambre  de púas de un metro de alto, que iba desde el  malecón por la Pasteur seguía por la Rosa Duarte hasta la Ave San Martin y luego por la Tte Amado Garcia Guerrero hasta el puente Duarte. No había Ave 27 de febrero en esos días.
            Establecieron un llamado corredor de seguridad para poder comunicarse con San Isidro desde el Hotel El Embajador y también aislaron los revolucionarios de la parte norte de la ciudad de los que estaban en la Ciudad Colonial y Ciudad Nueva.
            La próxima acción fue eliminar a los revolucionarios ubicados en la zona  norte de la ciudad a lo que llamaron Operación Limpieza
            En esta zona estaban ubicadas las principales fabricas del país y vivían los obreros que laboraban en ellas. Estas fábricas estaban paralizadas. Además los constitucionalistas habían atacado el campamento de transportación del ejército ubicado en esta zona a comienzos del mes de mayo.
            Desde Haina vinieron fuerzas que subieron por la Máximo Gomez y por encima de la San  Martin, empujaron hacia el este, derrotando la fuerte resistencia que encontraron en el Cementerio Nacional ubicado en esa avenida y fuerzas desde San Isidro bajaron por la misma avenida y también empujaron hacia el este y el sur. Los americanos impedían cualquier desplazamiento hacia el sur de los soldados y milicianos constitucionalistas ubicados en la zona norte, o hacia el norte de los soldados en Ciudad Nueva.
Atrapados en este anillo que tenía por límite oriental los ríos Ozama e Isabela., miles de dominicanos milicianos, soldados  o simplemente civiles, que apoyaban la revolución, murieron honrosamente. En algunas zonas se peleó duramente casa por casa. También las  tropas extranjeras y de Wessin tuvieron bajas  que no han revelado, hasta que la zona fue “pacificada”.
             Los días 15 y 16 de mayo los invasores y wessinistas, trataron de  aniquilar a los constitucionalistas que se habían hecho fuertes  en la zona colonial y Ciudad Nueva, pero no pudieron derrotarlos militarmente, porque para hacerlo hubieran tenido que arrasar la zona con bombas y armas de grueso calibre.
             Con la prensa americana y mundial  del lado constitucionalista, condenando la abusiva intervención, los estrategas de Washington ya habían determinado que esto no era prudente y ya tenían decidido que la situación tendría que solucionarse por la vía diplomática, por lo que el 15 de mayo de 1965 había llegado  una comisión negociadora desde Washington, presidida por McGeorge  Bundy, consejero de seguridad nacional del  gobierno de Lyndon Johnson.
            Fue un triunfo indiscutible de Caamaño y las fuerzas constitucionalistas esa heroica y exitosa defensa, ante un enemigo superior en armamento, hombres y técnicas militares. Esa defensa demostró que el coraje y la razón, también hay que tenerlos presentes en los combates.
            A pesar de este éxito militar, también los constitucionalistas comenzaron a entender, que su deseo de reponer  a Bosch en la Presidencia de la Republica sin celebrar nuevas elecciones, no iba a ser aceptado y comprendieron que la solución del conflicto tendría que ser negociada

 

 

 

 

sábado, 5 de abril de 2014

Regreso y muerte de Rafael Tomas Fernandez Dominguez

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         REGRESO Y MUERTE DE RAFAEL TOMAS FERNANDEZ  DOMINGUEZ (1934-1965)
                                                                 Julio M. Rodríguez Grullón

                 Cuando ocurrió el 1er golpe de estado en este país en 1849, el Gral Antonio Duvergé se opuso abiertamente de inmediato a el y lanzó su célebre frase “Gral Santana yo no vuelvo mis armas contra el poder legalmente  constituido”.
           Pasarían 114 años en nuestra tumultuosa historia política, hasta que de nuevo un militar se opusiera a un golpe de estado y ese fue el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, (Fdez D), quien había nacido  en la sección Damajuana, en el  municipio de Esperanza, provincia Valverde, R.D., hijo de uno de los generales mas temidos de Trujillo.
            Todavía los sociólogos dominicanos  no hemos podido explicar porque los hijos de generales temidos de Trujillo por sus crímenes, como Ludovino Fernández y Fausto Caamaño, desaparecida la tiranía, se convirtieron en héroes de esta república, defendiendo valores democráticos, limpiando con sus actuaciones,  el apellido de sus familias para la posteridad.
            En 1956, Fdez D, se graduó en la academia militar, bachiller en ciencias militares. Ese mismo año casó con Alma Arlette Fernández, con quien procreó cinco hijos. Pasó a la Fuerza Aérea donde se destacó por la brillantez de su trabajo y estudios. Fue enviado en 1957 a Fort Clayton en la zona del canal de Panamá, en esos días posesión de los Estados Unidos de América, a  realizar estudios militares, En 1961 era capitán y Jefe de la base aérea de San Isidro.
            Desaparecida la tiranía, el 18 de enero de 1962, ostentando el grado de Mayor, se opuso a la detención  de los miembros del Consejo de Estado, en el club de oficiales de la base aérea, ordenada por el Gral Rodríguez Echavarría. Este fue depuesto ese mismo día y se inició el período del Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly, que organizó  las elecciones de diciembre de 1962. Por esta acción fue ascendido a Tte Coronel.
            A partir de este momento comienzan sus discrepancias con la cúpula militar del país, a quienes enrostra sus  violaciones a los reglamentos militares.
            Por esas discrepancias es sacado de la Fuerza Aérea y asignado al Ejército Nacional y enviado de nuevo a “estudiar” a Panamá, donde de nuevo sobresale por sus altas calificaciones.
            Durante el gobierno constitucional de Bosch, vuelve a la Fuerza Aérea y es designado director de la Academia Militar Batalla de las Carreras en San Isidro, donde le sorprende el golpe de estado de septiembre de 1963, que no apoyó, convirtiéndose en el líder de un  movimiento para retornar a la constitucionalidad, sin celebrar nuevas elecciones. Por esta razón,  al mes siguiente es sacado del país por el Triunvirato,
enviándolo a España, como agregado militar.
            Sigue dirigiendo la conspiración desde lejos; logra regresar al país en la navidad de 1964 y es entonces cuando incorpora a Caamaño al movimiento. Al concluir su visita es designado  agregado militar en Chile, donde se encuentra al estallar la revolución en abril de 1965. Inmediatamente se pone en marcha y logra regresar al país desde Puerto Rico, el 14 de mayo, siendo designado Ministro de Interior y Policía del gobierno de Caamaño.
            Cinco días después de su regreso, muere en un asalto al Palacio Nacional, asiento del gobierno de Imbert Barreras, defendido por tropas norteamericanas.     
             Junto a Duvergé,  Fdez D, debe servir de ejemplo a los militares dominicanos.