sábado, 29 de agosto de 2009

Primeras conspiraciones militares contra Trujillo

Colaboración para La Información AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com
PRIMERAS CONSPIRACIONES MILITARES CONTRA TRUJILLO
Julio M. Rodriguez Grullón

Aunque Trujillo tenía como base de su dictadura el ejército y otorgaba a los oficiales de alta graduación, privilegios que no concedía a ningún civil, en el se produjeron, periodicamente, a través de toda su tiranía, intentos de derrocarlo, de parte de oficiales que no soportaban aquel estado de cosas.
Todas las conspiraciones militares fracasaron y sus líderes pagaron con su vida la osadía.
Una de las razones principales para el fracaso de estas conjuras, era el bien organizado servicio secreto que poseía Trujillo, quien aprendió desde sus días en el Constabulary, la importancia de tener espiado a todo el mundo.
Fue en los días de la intervención americana de 1916-24, que por primera vez se organizó un servicio secreto en el país, cuyos agentes diseminados en toda la geografía nacional, reportaban continuamente los movimientos de civiles y militares de cierto relieve.
En 1933, al hacerse obvio para varios de los oficiales que respaldaron el golpe de estado a Horacio Vasquez en febrero de 1930, que Trujillo planeaba reelegirse, tuvo lugar la primera conspiración, encabezada por el Coronel Leoncio Blanco.
Blanco era el único oficial de inteligencia del Constabulary que entrenaron los americanos; siguió como militar en el ejército de Trujillo y se desempeñaba como comandante de la región sur, con asiento en Barahona. Al parecer realizaba su funciones correctamente, pues en mayo de 1932, le fue ofrecido un banquete, donde entre otros elogios, se le calificó como “noble militar”. Al poco tiempo estaba preso, supuestamente por haber irritado a Trujillo en un incidente fronterizo con los marines. Salió de la cárcel a los siete meses; a finales de 1933 fue apresado de nuevo , acusado de organizar un complot contra Trujillo, esta vez fue separado de las filas del ejército y asesinado poco después.
Anibal Vallejo, siendo capitán, fue enviado por Trujillo en febrero de 1930, al este del país, para aplastar un movimiento de resistencia contra el golpe de estado en aquella región. Luego, Trujillo lo envió a Cuba en 1931, junto con el Tte Frank Félix Miranda, a estudiar aviación, ambos se graduaron de pilotos y regresaron al año siguiente, para iniciar la aviación militar de Trujillo, quien compró dos aviones Bellanca y uno Beird. A principios de 1934, Vallejo fue apresado, acusado de formar parte de la conspiración de Blanco y mantenido en prisión hasta inicios de 1937. Al salir, Trujillo le consiguió trabajo en la construcción de una carretera en el sur del país. En julio solicitó un revolver para su uso personal y al año siguiente, 1938, Trujillo ordenó su asesinato.
El General Ramón Vasquez Rivera, hijo de padres puertorriqueños, había nacido en la vecina isla y luego había emigrado a nuestro pais, cosa frecuente en esos tiempos. Ya en el Constabulary, adquirió prestigio como uno de los mejores oficiales y rapidamente ascendió en el escalafón militar, pues Trujillo apreciaba sus cualidades y gozaba de su confianza, al extremo de que en 1931, al ocurrir el levantamiento de Desiderio Arias, se descubrió una trama en la Fortaleza Ozama, para asesinar a Trujillo y a Vasquez Rivera.
Sin embargo, Vasquez Rivera, amigo de Blanco, no demostró ningún entusiasmo por la reelección de Trujillo y peor aún, se vió envuelto a mediados de 1933, en una seria disputa con Petán, el hermano de Trujillo, quien como sus hermanos, Anibal y Negro, había sido integrado al ejército; se convirtió en algo frecuente, que estos hermanos de Trujillo chocaran con los oficiales de carrera. Vasquez Rivera, quien en ese momento era Comandante del Ejército, fue sustituido en esa posición por José García, un cuñado de Trujillo, sin experiencia militar (era obvio el nepotismo que estaba ocurriendo en el ejército) y puesto en retiro.
Un año después fue encontrado culpable de participar en una conspiración contra Trujillo y sentenciado a cinco años de cárcel. En 1938 fue amnistiado y enviado por Trujillo de cónsul en Burdeos, Francia, donde permaneció por un año y regresó al país. En octubre de 1939 fue acusado de nuevo de conspirar contra Trujillo; fue apresado y asesinado en la cárcel, en la Fortaleza Ozama, en enero de 1940, simulandose un suicidio.
juliomanuelrodriguez.blogspot.com

sábado, 22 de agosto de 2009

La vanidad de Trujillo

Colaboración para La Información AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com LA VANIDAD DE TRUJILLO
Julio M. Rodriguez Grullón
En nuestro país desde sus inicios ha existido la tendencia a otorgar títulos a los principales líderes políticos mientras están en el poder, con el deseo de alabarlos y ganarse sus favores.
Así Santana era el Libertador ( no lo fue, pues anexó el pais a España), Báez era el gran ciudadano (en realidad era un dictador y no respetaba derechos a sus opositores), Lilís era el Pacificador ( pacificó eliminando incontables opositores).
A medida que fuimos avanzando intelectualmente el asunto se fue agravando, pues a quien piensan los amables lectores de esta columna que estaban dirigidos estos elogios:
El símbolo glorioso de la patria, el prohombre, el insustituible, el prócer, el ilustre paladín de nuestras libertades públicas, etc., pues a Horacio Vásquez en 1929, cuando había hecho el disparate de la prolongación y procuraba reelegirse. Un gobernante mediocre, a quien Trujillo engañó como a un niño, fingiéndole sumisión, llamándole papá, arrodillandose en su presencia para jurarle lealtad y otras adulonerías.
Ahora bien, ninguno de los gobernantes señalados buscaba esas lisonjas, surgían espontaneamente de sus seguidores incondicionales y ellos las aceptaban.
Con Trujillo las cosas eran diferentes.
El estimulaba la lisonja, se complacía en oir las alabanzas, le encantaban los títulos que iba acumulando, sin comprender que hacía el ridículo.
Trujillo premiaba oradores que lo elevaran hasta los cielos en manifestaciones políticas con empleos bien remunerados. Así que durante 31 años, por todos los medios de comunicación existentes entopnces , se ensalzaba su nombre y la lista de títulos que se le concedieron llenaban paginas completas. Su megalomanía no tenía limites. Se le ponía su nombre o el de algún familiar cercano a nuevas provincias, parques y calles en todo el país, que se llenó de estatuas y bustos con su figura.
Sin embargo, su primera condecoración vino del extranjero, concedida por el dictador venezolano Juan Vicente Gómez, quien en mazo de 1931, le concedió “El Collar de la Orden del Libertador”.En el país, el 8 de noviembre de 1932 Trujillo es declarado por ley “Benefactor de la Patria” El 26 de mayo se le crea el rango de Generalísimo, a pesar de que su único reporte de participar en combate, fue en contra de dominicanos en La Noria, en la región este del país, como miembro del constabulary.
El 9 de octubre de 1934, Trujillo recibe el título de doctor, por la universidad de Santo Do- mingo sin especificar de que facultad. ( En San Cristobal no llegó ni siquiera a terminar la escuela primaria de esos días).
A partir de este momento, cuando se menciona su nombre es como “El Generalísimo Doctor Rafael Leónidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria”. Posteriormente en la década de los 1950, a este último título se le agregó el de Padre de la Patria Nueva. Ya veremos que al iniciarse su segundo período de gobierno la aduloneria llegó al extremo de cambiarle el nombre a la ciudad capital.
Otros cambios que se van produciendo es que en los centros sociales de la “gente de primera” como el Club Unión de la capital, el 2 de julio de San Pedro de Macorís y el Centro de Recreo de Santiago, donde antes no era aceptado como socio, ahora se le designaba como presidente de las respectivas juntas directivas.
En su familia su hija Flor de Oro, se casa con el capitán del cuerpo de ayudantes Porfirio Rubirosa, quien inicia así su carrera como gígolo que alcanzó ribetes internacionales.
Su hijo Ramfis también hace su aparición, cuando el 18 de abril de 1933 se le otorga “por sus méritos” el rango de coronel del ejército, a los cuatro años de edad !!!, se le celebra su cumpleaños espléndidamente y se menciona por primera vez en la prensa, a su madre, “la españolita” , María Martinez.
juliomanuelrodriguez..blogspot.com

domingo, 16 de agosto de 2009

La Cédula

El afán de Trujillo de controlarlo todo en el país, dió lugar a la aparición de un documento que lo ha sobrevivido por décadas y que ha demostrado ser de gran utilidad para la identificación de los dominicanos; me estoy refiriendo a la Cédula Personal de Identidad, ahora asociada al registro en la Junta Central Electoral. No ocurrió lo mismo con otros dos documentos que Trujillo se empeñó en que los dominicanos tuvieran que portar todo el tiempo:
La inscripción en el Partido Dominicano, que el pueblo bautizó como “la palmita” y posteriormente el registro en el Servicio Militar Obligatorio. Desde la desaparición física de Trujillo en 1961, estos dos documentos perdieron su valor. No así la cédula.
Estos tres documentos se conocían en su “era”, como “los tres golpes”, que las patrullas militares obligaban a presentar a cualquier transeúnte, cuando le viniera en ganas y el no poseer uno de ellos, ponía a esa persona en aprietos y con frecuencia significaba ir a parar a la cárcel.
La cédula fue el primero de los tres documentos en hacerse obligatorio, desde que hizo su aparición en 1932. Aún antes de que las nuevas oficinas estuvieran abiertas al publico, Trujillo en persona se presentó a ellas y se hizo expedir la suya, exclamando, “Todo el mundo debe sacar este documento y llevarlo encima”.
A los funcionarios de su gobierno la cédula se les expedía de forma gratuita.
La edad en que debía sacarse se estableció en los 16 años y debía renovarse anualmente después de eso, pagando un moderado impuesto, que se expresaba aplicando un sello de rentas internas al documento. El país se dividió en demarcaciones y usted podía saber de donde era una persona al instante de ver su cédula, pues tenía un número y a seguidas separado por un guión, un segundo, que señalaba el lugar donde se obtuvo. Algunas comunidades se sintieron orgullosas de su demarcación y viene a mi mente el orgullo que sentían los petromacorisanos al decir, “soy serie 23”.
El pedirle la cédula a los ciudadanos dió origen a una de las anécdotas mas populares de los tiempos de Trujillo. Resulta que un guardia analfabeto le pidió la cédula a un hombre y al verla, la estaba “leyendo” con las letras al revés, esto es, lo de abajo para arriba. Cuando el hombre le hizo la observación al guardia, este le respondió:
“Carajo, usted no sabe que la guardia lee como quiera”.
Modificada posteriormente a la muerte de Trujillo, la cédula es un documento oficial de identificación valioso y hay que decir que muchos países carecen de el, comenzando por los Estados Unidos de América, donde al gobierno federal no posee una manera oficial de identificar a sus ciudadanos y hay que recurrir a documentos como la licencia para manejar, expedidas por los estados, no el gobierno federal con asiento en Washington, para identificar en muchas ocasiones, al ciudadano norteamericano.
Al acercarse al termino de su primer período, Trujillo, a pesar de la difícil situación económica había podido construir puentes colgantes sobre los principales ríos del país y obligando a trabajar campesinos sin remuneración, algunos canales de riego, caminos vecinales y colonias agrícolas.
En su sed de enriquecimiento comenzó a crear monopolios como el de la sal, prohibiendo se extrajera de las aguas del mar y obligando a consumir sal de las minas de Barahona; en 1932 creó la Compañía de Seguros San Rafael, de su propiedad.
Por otra parte Trujillo inició un plan de acercamiento al Presidente Stenio Vincent de Haití, tan pronto se inició el retiro de los “marines” del vecino país en 1933. En octubre de ese año, se entrevistaron por primera vez, Trujllo y Vincent en Ounaminthe, (es frecuente que los dominicanos digamos Juana Mende), un poblado haitiano situado exactamente al cruzar la frontera, frente a Dajabón.
En la mente del dictador dominicano estaba la solución de la cuestión fronteriza entre los dos paises.

martes, 11 de agosto de 2009

EL DILEMA DE MONSEÑOR FIETTA

Giuseppe Fietta, italiano, fue el primer nuncio en el país. Tenía su asiento en Puerto Príncipe, Haití y era en realidad un internuncio, ya que representaba al Vaticano ante los dos estados de la isla. Fue a partir de 1954, año en que se firmó el concordato, cuando nuestro país tuvo su propio nuncio y se instaló en el edificio de la Ave Máximo Gómez esq Cesar Nicolás Penson, en la capital, donde aún está ubicada la nunciatura. Fietta viajaba con frecuencia a Santo Domingo y fue un hombre que dinamizó la vida de la Iglesia dominicana, nombrando para el cargo de Administrador Apostólico (A A), a los dos sacerdotes mas capaces existentes en el país en esos días, Lamarche y Castellanos, una vez Monseñor Nouel renunció a su cargo, poco después de su llegada, en febrero de 1931. Al morir Lamarche en 1932, no tuvo reparos en recomendar a Castellanos para la mas alta posición en la Iglesia, a pesar de ser un reconocido antitrujillista. Pero lamentablemente , tanto Lamarche como Castellanos estaban enfermos y solo pudieron ejercer el cargo por poco tiempo y con limitaciones, por su precario estado de salud. Muerto Castellanos, para Fietta no había otro sacerdote dominicano, que reuniera las condiciones para ejercer eficientemente la dirección de la Iglesia. Monseñor Eliseo Perez Sanchez, quien luego de la muerte de Trujillo, sería en 1962, miembro del Consejo de Estado que dirigió el país a la salida de Balaguer, no reunía para el, los atributos que consideraba imprescindibles para ocupar de manera permanente la posición. Perez Sanchez fue designado A A al morir Castellanos en enero de 1934, pero su designación era obviamente interina, pues Fietta envió el mensaje a Roma, de que no había un sacerdote dominicano capaz de suceder a Castellanos de manera definitiva El dilema estaba en que si se nombraba un sacerdote extranjero sería abrumado, agobiado, por el clero local, como sucedió durante los años de la anexión con el Obispo Monzón y los A A nombrados luego de restaurada la republica, hasta la designación de Roque Cocchía, quien recomendó a Roma, designar a Meriño Arzobispo, a pesar de algunas fallas en su conducta. Fietta sugirió que debía ocupar el cargo algún sacerdote extranjero, capaz, que contara con el respaldo de alguna orden sacerdotal fuerte y por esta razón fue enviado Ricardo Pittini, un italiano de la orden de los salesianos, la cual estaba en vías de instalarse en el país, para dirigir una escuela de Artes y Oficios. Pittini contaba a la sazón 58 años de edad, había vivido 34 de ellos en Uruguay, por lo que hablaba perfectamente el español. Había estado residiendo en Nueva York, por los últimos siete años y sería promovido en breve a la sede central de la orden de los salesianos en Turín, Italia, cuando recibió la orden de trasladarse a Santo Domingo. Llegó a bordo del vapor Coamo, el 16 de febrero de 1934, 24 días después de la muerte de Castellanos. Pittini ya había estado en el país en agosto de 1933, en los estudios de factibilidad que realizaban los salesianos para la instalación de una escuela técnica popular y se había entrevistado con Trujillo en esa ocasión, recabando su apoyo para la apertura de la escuela en Santo Domingo. Trujillo aceptó el plan y al regresar Pittini en febrero del año siguiente, participó en la construcción del local de la escuela de artes y oficios, la cual dirigió hasta el año siguiente, pues el 11 de octubre de 1935, el Papa Pio XI, lo designaba Arzobispo de Santo Domingo. Después de la muerte de Castellanos, ya Monseñor Perez Sanchez habia disipado la tirantez que existía entre Trujillo y la Iglesia, durante la dirección del sacerdote puertoplateño. Con Pittini se iniciaría una período de apoyo mutuo, que duraría 25 años, en los que la Iglesia se convertiría en uno de los principales soportes del dictador.