sábado, 23 de febrero de 2019

La publicación en el Diario de la Marina

Juan Pablo Duarte. Su vida y su obra (LXXXI)

Julio M. Rodríguez 
Julio M. Rodríguez
Julio M. Rodríguez | ACTUALIZADO 22.02.2019 - 6:25 pm
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LA PUBLICACION EN EL DIARIO DE LA MARINA

Cuando Duarte, enfermo y todo, después de contestar la carta a Deetjen, estaba dispuesto a ir donde Salcedo en el frente, alguien  puso en sus manos este artículo, publicado en el Diario de la Marina de La Habana, Cuba, el 28 de marzo de 1864, por su “corresponsal de Santo Domingo” y con el autor  firmando simplemente como G.
   
“Hay noticias digna de crédito, de que el Gral Duarte ha venido a cooperar activamente con los rebeldes.
   
Este Duarte de nombre Don Juan Pablo, es sujeto que hizo un gran papel en 1844, cuando se formó la Republica Dominicana, habiendo sido proclamado entonces como su primer Presidente en el Cibao. Pero careciendo de  tacto para saber manejar sus negocios, o sobradamente presuntuoso para contar con el apoyo de otras influencias que las de sus vaporosos satélites, se malquistó desde el primer instante con el General Santana, quien estrenó combatiéndole las fuerzas  el prestigio que alcanzara en sus primeras victorias sobre los haitianos. Duarte sucumbió facilmente, y salió proscrito para Venezuela, donde hasta el día se había obstinado en permanecer  obscuramente, sin embargo, de que varias veces ha tenido  (y bajo el gobierno de S:M: con mayor razón) abiertas las puertas  de su país.
           
Es don de las nulidades políticas, salir de la inactividad  para consumar su descredito, y el paso que da hoy D. Pablo Duarte uniéndose a la pésima causa de la rebelión, merece desde luego la calificación de disparate, y tal, que para ser capaz de cometerlo, se necesita un cerebro desorganizado.
           
Precisamente habrán querido Benigno Rojas, los dos o tres jefes menos ignorantes de la rebelión, sacar gran partido para con los suyos, de este incidente personal  y se pretenderá dar a Duarte la significación de un grande hombre, capaz de hacer milagros. Resultado indefectible,   que el Presidente Salcedo, Polanco el generalísimo y los no menos generalísimos Luperón y Monción  , no querrán ceder la preeminencia que hoy  tienen entre los suyos, y verán de reojo al recién venido, a quien considerarán como un zángano perezoso, que viene a libar la miel elaborada por ellos.
   
Verdad es que la miel .y la colmena no valen gran cosa; pero esos señores no las .han visto mas gordas, y las tienen en tanto aprecio que entre-rinén por ellas, como Cesar y Pompeyo por el imperio del mundo. Dígalo si no, el ejemplo de Florentino, asesinado por Juan Rondón, a causa de rencillas anteriores, sobre lo mío y lo tuyo, en  los saqueos de Azua, San Juan, etc  La llegada de Duarte entre esa clase de gente, puede asegurarse , por consiguiente, es como una nueva  causa de complicación y disolución, que surge entre los rebeldes, ya profundamente desmoralizados por sus propios desordenes.”             
   
Duarte quedó impactado por este articulo  disociador, escrito con el fin de dividir a los patriotas y de presentarlo a el, como una nueva causa de división y de recelo entre ellos y probablemente inicialmente pensó no hacerle caso.
           
Pero después de un rato, pensó, ¿a que se debe esa carta de Deetjen, escrita apenas veinte días después de mi llegada, enviándome de regreso a Venezuela, donde ya está Valverde, haciendo las funciones que ahora vamos a compartir?
     
Los restauradores necesitaban un hombre de cualidades intelectuales  brillantes en la Presidencia de la República en Armas y podía permanecer  Salcedo como jefe de las fuerzas combatientes, eso hubiera dado prestigio al movimiento .y el era ciertamente la persona mas indicada para ello, por ser el fundador de la república, que hoy renacía de la traición efectuada por sus adversarios separatistas, pero Salcedo ni siquiera se había dejado ver de el, como tampoco los generales señalados en el artículo, excepto Monción que lo recibió.
   
Y entonces surgió otra vez para el, la inquietante idea en su cerebro de, ¿seré yo de nuevo manzana de la discordia entre dominicanos?

sábado, 16 de febrero de 2019

DUARTE LXXX

Duarte es enviado de regreso a Venezuela y lo rechaza

Julio M. Rodríguez 
Julio M. Rodríguez
Julio M. Rodríguez | ACTUALIZADO 15.02.2019 - 7:28 pm
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JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU OBRA (LXXX)
                                                                           
Duarte había llegado a  Santiago el 4 de abril, había  sido recibido oficialmente por el gobierno restaurador el 5 y mientras sus demás compañeros de viaje habían sido asignados a distintos lugares de la lucha restauradora, el seguía en su casa de Gurabito y reuniéndose con los miembros del gobierno provisional de la república en armas.
Es cierto que su precario estado de salud no le permitía actividades físicas fuertes, pero el,   no obstante eso, deseaba ser enviado a algún lugar de la lucha contra los españoles.

Así las cosas   el 14 de abril de 1864, recibió la siguiente comunicación:

Señor General don Juan Pablo Duarte:
Santiago
Habiendo aceptado mi gobierno los servicios que de una manera tan espontánea se ha servido usted ofrecer, ha resuelto utilizarlos  encomendándole a la Republica de Venezuela, una  misión cuyo objeto se le informará oportunamente.

En esta virtud mi Gobierno espera que usted se servirá alistarse  para emprender viaje, mientras se preparan las credenciales y pliegos de instrucciones del caso.
Dios guarde a usted muchos años
Santiago, 14 de abril de 1864
El Ministro de Hacienda, encargado de las relaciones exteriores
Alfredo Deetjen

Al recibir esta comunicación Duarte quedó estupefacto.
           
Cierto que el gobierno necesitaba ser reconocido y ayudado desde el exterior y Venezuela era el país, fuera de la isla, donde mejor acogida había tenido la restauración y el había recomendado y se había designado a Melitón Valverde para una misión diplomática allí.
           
Cierto que el tenía muy buenos contactos con las autoridades venezolanas y también era cierto que su estado de salud hacían difícil que pudiera desempeñarse  en un área de combate, pero su salud iba a mejorar y el no quería irse, así que al día siguiente contestó de esta manera a Deetjen:

Tengo a la vista su importante nota de fecha de ayer, en que me pide que habiendo aceptado su gobierno mis servicios, ha resuelto utilizarlos encomendándome  a la Republica de Venezuela una misión de cuyo objeto se me informará oportunamente, y que en esa virtud su gobierno espera que yo me aliste  para emprender viaje, mientras tanto se preparan las credenciales y pliego de instrucciones del caso, a lo cual contesto:  
               
Que el mal estado en que se encuentra mi salud  no me permite aceptar por ahora el alto honor que se pretende hacerme, pues a mas de exponerme a gastar en medicinas y facultativos los fondos que a mi disposición se pusiesen para el viático, no podría desempeñar el encargo con aquella regularidad, acierto y presteza que requieren las circunstancias, la dignidad del Gobierno y mi propio honor.
               
Crea usted que a no ser por la escasez de salud no habría permanecido en la inacción los días que hace  que estoy aquí , pues con la venia de su gobierno hubiera pasado (cual pensaba) inmediatamente  cerca del ilustre General Presidente José Antonio Salcedo a tener el gusto de saludarle y conocer personalmente, al que tan dignamente preside la Restauración dominicana, y hoy tuviera el placer de contestar a la nota que me refiero de un modo mas satisfactorio para todos.
               
Al individuo que  el gobierno se sirva nombrar en mi lugar, yo podré dar notas para todas aquellas personas con las cuales me he entendido y deberá   entenderse en Venezuela, para el buen desempeño de su comisión.
               
No contesté desde ayer mismo a su nota, porque el deseo de corresponder a las miras del Gobierno, me hacía  esperar que hoy me encontraría en mejor disposición de salud, lo que por desgracia no ha sucedido, con harto sentimiento de mi parte.
Dios guarde a usted muchos años
                                                                                                               

sábado, 9 de febrero de 2019

Cambios en la personalidad de Duarte

Cambios en la personalidad de Duarte Los españoles invaden por Montecristi

Julio M. Rodríguez 
Julio M. Rodríguez
Julio M. Rodríguez | ACTUALIZADO 08.02.2019 - 7:28 pm
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JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU OBRA (LXXIX)  
                                                                           
Cuando Jose María Serra describió  el rostro de Duarte y su personalidad, en 1838, a sus  25 años, poco antes de fundar la sociedad Trinitaria, cuando los dos eran panfleteros contra los haitianos, entre otras cosas lo describió así: “Ojos azules de mirar sereno…. labios finos, donde de continuo una dulce y cariñosa sonrIsa revelaba la bondad e ingenuidad de aquella alma noble e inmaculada…….” Ver, Serra, José María. Apuntes para la historia de los trinitarios. CPEP, 2005, pag 30.      Al regresar Duarte a Santiago en 1864, 20 años después de los terribles eventos de 1844, cuando fue declarado traidor a la patria que el había forjado y desterrado de por vida de ella, junto a sus colaboradores mas cercanos y seis meses después, fue fusilada María Trinidad Sanchez, el 27 de febrero de 1845 y al mes siguiente todos sus familiares fueron deportados de forma atropellante a Venezuela, siendo destruidos sus papeles, para que  no cayeran en manos de Santana, su figura fue descrita así por Dolores y Adela, hijas de Ulises F. Espaillat: “Era magro y pálido, con la  mirada ausente y sin sonrisa” Ver Troncoso Sanchez, Pedro. Vida de Juan Pablo Duarte. Instituto Duartiano, 2002, pag 425.
   
Recordemos que los eventos señalados de 1844 y 45, fueron tan fuertes, que  habían hecho perder la cordura, a dos de los mas íntimos de Duarte, su hermano menor Manuel y el trinitario  Juan Isidro Perez, quienes quedaron convertidos en dementes por el resto de sus días. Duarte no llegó a ese extremo, pero el trauma psíquico fue tan fuerte, que decidió permanecer por 12 años alejado de todos, para que se acabara el duartismo, los dominicanos se unieran y el país progresara, pensando que al fracasar el Plan Levasseur, los separatistas se olvidarían de liquidar la independencia dominicana. Los hechos no ocurrieron así. 
   
Los separatistas persistieron en su idea, se dividieron en Santanistas y Baecistas  y después de varios intentos fallidos, Santana logró anexar  el país  a España en 1861 y Baez a Estados Unidos en 1869. Los eventos de 1844 y 45 señalados, fue lo que hicieron que  la personalidad de Duarte cambiara, lo que se reflejaba en el hecho de que en 1864, ya no era el tipo alegre, de mirar sereno con una dulce y cariñosa sonrisa presente en su faz. Se había convertido en alguien de mirada ausente y sin sonrisa. Y había otro cambio en su personalidad que aparecería en poco tiempo. Aborrecía la idea de  volver de nuevo a ser causa de división entre los dominicanos.
   
Mientras Duarte trataba de ver a Salcedo, otros acontecimientos se desarrollaban en la guerra de la restauración. A mediados de mayo de 1864, el Mariscal español José de La Gándara, invadió el país por Montecristi con un ejército de 6 mil hombres, con la idea de marchar sobre Santiago por el terreno llano del Valle del Cibao. Dos razones no le permitieron realizar  su propósito: 1ro.- La defensa heroica de Benito Monción y sus tres mil guerreros, apostados en la vegetación espinosa de la Linea Noroeste, que hizo imposible realizar ningún  avance hacia el interior del país, mas allá de Laguna Verde. 2do.- El ejército de La Gándara, carecía de animales de carga, para poder transportar la impedimenta y el armamento bélico que había traído.
   
Para emprender su marcha hacia Santiago con éxito, La Gándara  necesitaba  según sus cálculos, reunir cinco mil (5000) animales de carga (acémilas), ya fueran mulas, burros o caballos y el solo pudo traer ciento veinte (120) en sus  embarcaciones,(Ver de La Gándara , José. Anexión y Guerra de Santo Domingo. Editora de Santo Domingo, Santo Domingo R.D., 1975, Tomo II, pag. 220), confiado en que  sobre la marcha, podría obtener las demás. Pero como eso no fue posible, aquel formidable ejército quedó embotellado en Montecristi, donde La Gándara construyó  un muelle, que terminada la anexión,  fue utilizado exitosamente con fines comerciales y le trajo una importancia a Montecristi, que hasta entonces no  había tenido.
   
Además, como llovió torrencialmente aquel mes de mayo de 1864, no tardaron en aparecer los mosquitos y con ellos el paludismo y la fiebre amarilla, que comenzaron a diezmar las tropas españolas.
 

sábado, 2 de febrero de 2019

Duarte llega a Santiago 20 años despues

Duarte llega a Santiago 20 años después

Julio M. Rodríguez 
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Julio M. Rodríguez | ACTUALIZADO 01.02.2019 - 7:08 pm
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JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU OBRA (LXXVIII)   

El 4 de abril  de 1864 regresó Duarte a esta ciudad después de lo ocurrido en julio de 1844 cuando fue proclamado Presidente de la República por Mella. En el trayecto desde Guayubín se le mejoraron las fiebres que fueron de duración de unos días solamente esta vez.
           
Al dia siguiente fue recibido oficialmente con toda la solemnidad que merecía por  Ulises Fco Espaillat, quien ocupaba la posición de  Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de la Republica en Armas. El Presidente Salcedo no estaba en la ciudad y no recibió a Duarte, a pesar de que estuvo dos meses, tratando de reunirse con el.
           
El grupo entregó el modesto material bélico que pudo traer, ya que hemos comprobado que Duarte no vendió “una casita en 1100 pesos” cuando pasó por Caracas a finales de febrero 1864, ya que el  no había adquirido ninguna propiedad en el año y medio que había estado en Caracas desde su regreso del interior de Venezuela   y la mayor parte de la ayuda que recibió del gobierno venezolano se empleó en los gastos del viaje, pues las embarcaciones cobraban caro, a un grupo que se dirigía a un país  en guerra, donde los viajeros pretendían llegar a la parte rebelde, que no había sido reconocida por ningún gobierno.
           
Duarte procedió a relatar los esfuerzos que había realizado en Venezuela  para obtener ayuda para la causa restauradora. Les dijo  que gobernaban en  Venezuela los triunfadores de la revolución federalista, con el gran mariscal Falcón,  descendiente de dominicanos a la cabeza  y  quien le había proporcionado los recursos que hicieron posible su viaje y de quien podrían obtenerse nuevos apoyos morales y materiales, además de los que ya le habían proporcionado, señalándoles la conveniencia de designar un representante ante ese gobierno. Tambien les habló de los trabajos que publicaba  Emiliano Tejera en el periódico El Federalista de Felipe Larrazabal.
Sin saberlo, Duarte estaba proporcionando una razón para ser enviado nuevamente a Venezuela, ya que si el pudo obtener ayuda para la causa restauradora a título personal, le sería mas fácil obtenerla  como representante de este  gobierno.
           
Rodriguez Objío señala que el gobierno acogió favorablemente nuestra  recomendación y designó al señor Melitón Valverde quien se encontraba en Saint Thomas, como agente plenipotenciario ante el gobierno de Venezuela.  Como después del incendio de la ciudad no había en Santiago un sitio adecuado para alojarlo,  Duarte   fue ubicado en una residencia campestre en Gurabito. Los demás miembros del grupo fueron distribuidos asi:

Su hermano Vicente Celestino fue asignado como pagador de las tropas bajo el mando de Luperón, que operaba en la región este del país. Nunca mas volvieron a verse los hermanos fundadores de esta república. Se reporta que se comportó heroicamente en combate . No se volvió a saber mas de el. No se sabe cuando murió, ni que ocurrió con su cadáver.

Vicente Celestino Duarte merece un cenotafio en el Panteón de la Patria.       
Candelario Oquendo fue asignado a un regimiento bajo las órdenes de Gaspar Polanco. Ya nos referimos a su actuación en nuestra entrega del 12 de enero 2019.
Manuel Rodriguez Objío relata en sus “Relaciones”.

“Deseaba en Gral Duarte que yo permaneciese a su lado, pero juzgué mas conveniente rehusar aquel honor y reiterar mis ofrecimientos particulares  al Gobierno. Así lo hice; y aún cuando el Señor Espaillat y muchos de sus colegas quisieron retenerme en Santiago, yo insistí en que se me enviase a un campamento y el 20 de abril, la Comisión de Guerra me expidió orden de ruta  para que como coronel del ejército, marchara a la línea del sur, a las ordenes del Gral Castillo, que había sido nombrado Jefe Superior de Operaciones de aquella provincia”

 Mariano Diez fue enviado también al frente del Sur.

Duarte  quedó en Santiago, participaba de las reuniones del gobierno, revisaba los partes que llegaban de los diferentes frentes y cambiaba pareceres con los dirigentes civiles, Ulises F. Espaillat,  Pedro F. Bonó,  Benigno F Rojas  y Máximo Grullón.