sábado, 24 de diciembre de 2011

Colaboración para La Información AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 1936-39 (IV)
Julio M. Rodriguez Grullón

Al no poder capturar a Madrid, en marzo de 1937 Franco decidió dejar sitiada la ciudad por el oeste y seguir hacia el norte, para controlar esa región del país. Los aviones italianos y alemanes proporcionaron cobertura aérea bombardeando ciudades, una de ellas, Gernika, quedó totalmente destruida; las fotos de su destrucción recorrieron el mundo, dejándolo horrorizado. Sin embargo, en junio, los rebeldes sufrieron la pérdida del General Emilio Mola, en un accidente de aviación, tal como había ocurrido con el General Sanjurjo al comienzo de la guerra. Franco quedó como líder indiscutible de la revuelta, a partir de entonces. Para octubre, los rebeldes habían capturado, Santander, Asturias y Bilbao adueñandose así, de todo el norte de España.
De nuevo la desunión del lado republicano había facilitado su derrota, pues las tres zonas no se unieron para defenderse del enemigo común y lo hicieron de forma separada.
Para el otoño de 1937 los republicanos habían organizado un ejército popular con armamento ruso, dirigido por los comunistas e intentaron una contraofensiva, pero en Belchite y Teruel fueron derrotados y Franco consolidó su posición en el norte.
Su próxima campaña, en marzo de 1938, fue dirigirse hacia el Mediterráneo, para dividir la zona republicana en dos, lo cual consiguió con relativa facilidad, llegando a la ciudad costera de Vinaroz,, pero cuando todos pensaban que se dirigiría entonces hacia el norte, a capturar Barcelona, que estaba mal defendida y dividida en su interior, pues había sido escenario de luchas entre comunistas y anarquistas, Franco decidió girar hacia el sur, para capturar Valencia, la bien defendida capital republicana, la cual resistió sus intentos de capturarla.
Los republicanos, como una forma de defender a Valencia, decidieron que lo mejor era atacar a Franco de sorpresa, cruzando el rio Ebro, con un recién formado ejército, pero luego de pasada la sorpresa inicial, Franco y su ejército, con la ayuda de la aviación alemana, derrotaron en agosto de 1938, en Gandesa, a los republicanos, quienes tuvieron que cruzar de regreso el Ebro hacia el sur.
Después de Gandesa, Franco se decidió por fin atacar Barcelona, la cual cayó sin mucha resistencia en febrero de 1939. La súbita llegada a Francia, de 400,000 refugiados, que cruzaron los Pirineos en medio de aquel frio y que llegaron a su territorio, en condiciones penosas, puso en un gran aprieto al gobierno francés, el cual tuvo que pedir ayuda a las demás potencias, para poder capear la situación.
La caída de Cataluña dejaba a Madrid y el centro de España como los últimos refugios de la república.

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