domingo, 23 de mayo de 2010

Compadre Pedro Juan

Colaboración para La Información AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com COMPADRE PEDRO JUAN
Julio M. Rodriguez Grullón

Una de las características de Trujillo fue su sensiblidad a su status social.
Oriundo de un pueblo donde sus moradores no formaban parte de la alta sociedad de entonces, el trató, desde que comenzó a descollar, de introducirse en esos círculos de “gente de primera” y de ahí su matrimonio con Bienvenida Ricardo en 1927. Sin embargo, esa sociedad se resistía a admitir a este hombre de antecedentes turbios, que había subido por su genuflexión ante los americanos en el constabulary, una institución a la que esta sociedad no había permitido a sus hijos ingresar.
Recordemos que esa sociedad había surgido durante la dictadura de Lilís, en los 1890, cuando el avance económico del país, que se inició en la década de los 1870, permitió que surgiera un número de personas acomodadas, que se reunían en aquellos clubes, con salones lujosos, donde se bailaba polka y vals.
Para mediados de los 1930, cuando Trujillo había tomado el control de todos los aspectos de la vida del país, esa sociedad había sido humillada y los integrantes de ella, llenos de temor, se habían inclinado ante el.
En la capital, el Club Unión, donde lo habían rechazado, echándole “bola negra”, cuando el era Jefe de la Policía Nacional y había solicitado ser admitido como socio, a pesar de ahora haberlo hecho presidente del club, había tenido que cerrar sus puertas y su local fue destruido.
Trujillo también fue hecho Presidente del Centro de Recreo aquí en Santiago, del Club 2 de julio en San Pedro de Macorís y en Montecristi, donde la directiva del Club del Comercio “no se reunió” para conocer su solicitud de celebrar en sus salones la recepción después de sus bodas con Bienvenida, se apresuraron a cambiarle el nombre al club y llamarlo “Club Benefactor”. Pero Trujillo tenía que demostrarle a estos señores encopetados , que los tiempos habían cambiado.
Para comenzar, todos los oficiales del Ejército y la Policía, la gran mayoría provenientes de un estrato socioeconómico bajo, tuvieron que ser aceptados como socios de esos clubes y además, un nuevo ritmo comenzó a oírse en sus salones, El Merengue.
Hasta ese momento, la música vernácula dominicana se tocaba solo en las fiestas de los campesinos, principalmente del Cibao y en los clubes de la “gente de primera”, era menospreciada. El primer merengue, a quien el maeño Luis Alberti, le hizo un arreglo para que pudiera ser tocado por una orquesta y la tambora y la guira se escucharan en los salones de la nueva sociedad fue “Compadre Pedro Juan”. Alberti formó una orquesta que llamó Generalísimo Trujillo, que lo acompañaba en sus viajes y amenizaba sus fiestas.
Estaba bien claro, que el país vivía una nueva era… era La Era de Trujillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario