sábado, 4 de octubre de 2014

Los doce años de Balaguer 1966-1978 (VI)

Colaboración para la Información                                                 AYER Y HOY                                    
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                                                                                              Julio M. Rodríguez Grullón

             No todo fue violencia y muertes durante los doce años de Balaguer.
             Este exhibió condiciones, que en vista de las administraciones públicas  que le han sucedido, lo colocan en posición ventajosa, como administrador de los bienes del estado y el erario.
            Me consta, que Balaguer realizaba  transferencia de fondos y las partidas asignadas a las diferentes Secretarias de Estado de entonces en el presupuesto anual de la nación, eran tan solo pantallas. Mediante transferencias, los fondos iban a parar a la cuenta de la presidencia, donde el supervisaba celosamente, como se gastaba ese dinero. Algunos ministros se hacían los graciosos diciendo que ese dinero les había sobrado y ellos se los habían devuelto a la presidencia.
           Balaguer tenía que recibir diariamente el reporte de los ingresos aduanales, de rentas internas y otras fuentes de ingresos del gobierno central.
           Controlar  personalmente, la mayoría de los ingresos y egresos del gobierno, era su forma de combatir la corrupción. De todas formas, no pudo impedir que   surgieran  nuevos millonarios en estos doce años.
          El mantuvo los sueldos bajos, al nivel que los encontró; mantenía pues, un gasto corriente del gobierno y no se preocupó de disminuir la enorme brecha  entre los ingresos de la  clase alta y la baja, entonces, manteniendo ese estado general de miseria,   pudo realizar sus obras, sin endeudar grandemente el país con prestamos internacionales y sin devaluar la moneda. Fue así como  mantuvo la paridad del dólar con el  peso dominicano.
          Fue un gran constructor de obras de relumbrón, que impresionaran al verlas. Construyó varias presas, comenzando por la muy deseada de Tavera en el Cibao. Construyó edificios para oficinas públicas, el Teatro Nacional en la capital y convirtió los terrenos de la antigua estancia Rhadamés, donde vivía Trujillo, en un centro de cultura, llenando el terreno con diferentes museos y la actual Biblioteca Nacional, Pedro Henriquez Ureña.
           Sin embargo, nunca emprendió la construcción de un sistema de alcantarillado y drenaje pluvial en ninguna ciudad, lo cual tampoco han realizado los gobiernos que le han sucedido.  Como los urbanizadores privados que  surgieron en estos días, tampoco las construyen,  nuestras ciudades aun solo poseen los drenajes pluviales y alcantarillados  construidos por Trujillo en sus partes antiguas y desde que cae el primer aguacero, se inundan las calles, avenidas y urbanizaciones, construidas después de la desaparición del tirano.
            Las industrias  privadas y las urbanizaciones en todas las ciudades, se iniciaron en estos doce años en todo el país.  Al terminar la inestabilidad política de los primeros cinco años posteriores a la muerte de Trujillo, fue surgiendo  la clase media dominicana..
            Al aumentar  la demanda de energía eléctrica para estas nuevas empresas, Balaguer construyó  algunas hidroeléctricas y plantas en Haina para aumentar la producción  de esa energía,  pero el gobierno no pudo incrementarla,  para mantenerla a la par con la demanda y comenzaron los odiosos  apagones a plagar nuestra vida diaria, algo que todavía ocurre y que es uno de nuestros males, que no ha podido ser resuelto  por los gobiernos que le han sucedido.
            Balaguer siempre se opuso a que la generación  de electricidad pasara a manos privadas o a empresas extranjeras. El dispendio y el fracaso que han acompañado esta medida, tomadas  por gobiernos  posteriores, hablan por si solo de lo correcto de su proceder.

 

 

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