sábado, 10 de mayo de 2014

Colaboración para La Información                                  AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com               DUARTE EN VENEZUELA (I)
                                                                            Julio M. Rodriguez Grullón

                 De los 63 años que vivió nuestro padre de la patria, pasó  31 en Venezuela, esto es, desde 1845 hasta 1876, exceptuando unos 4 meses en 1864, en que estuvo de regreso en su patria para colaborar con la guerra de la restauración contra los españoles.
           Poco se sabía con certeza sobre todos estos años de su vida, hasta que recientemente han salido a la luz revelaciones, obtenidas después de intensa búsqueda de documentos, y que han modificado  en algunos aspectos la percepción que se tenía de su vida en la tierra de Bolivar. Ver Ayala Lafeé, Cecilia. Wilbert, Werner y Calles, Ariany. Juan Pablo Duarte en la Venezuela del siglo XIX. Historia y leyenda.. Colección del Banco Central de la RD, Departamento cultural, marzo 2014, 203 páginas.
            Me parece es conveniente dividir la estadía de Duarte en Venezuela en dos partes.
            La primera en que el quiere romper contacto con todos sus compatriotas, para que se acabe el duartismo en este país y pudiéramos tener paz, unidad y progreso, dejando gobernar a Pedro Santana.
            La segunda parte va desde 1864,hasta su muerte, cuando regresa desde la república en armas con una misión diplomática, en la que ya no puede, ni desea aislarse,  aun cuando esa misión es oficialmente corta
               1ra parte.- 1846-64
Tras su depresión producida por el fusilamiento de María Trinidad Sanchez, el 27 de febrero de 1845 estando el en Saint Thomas y la expulsión de su familia poco después,  Duarte decidió alejarse de todos. Se fue alejando de Caracas, por la costa, luego remontó el Orinoco y anduvo  errante como dijo Rosa Duarte, por el amplio territorio que correspondía a la provincia de Rio Negro en el sur de Venezuela, que fue el escenario de sus andanzas. No estuvo fijo en un sitio; sino recorrió la zona que correspondía a la provincia señalada. Hay constancia de que en  1856 estuvo en  Achaguas. Esta zona era muy convulsa, con constantes revoluciones entre los caudillos  locales y Duarte probablemente se movía buscando los sitios donde pacificamente pudíera realizar  sus  actividades mercantiles y cívicas  a su paso por  esos poblados. O sea que no permaneció aislado en la aldea de San Carlos de Rio Negro,  rumiando su desgracia. No, se mantuvo activo y negociando.
            Ciertamente que en los 12 años que transcurrieron entre 1846 y 1858, ningún familiar o amigo, pudo hacer contacto con el, lo cual era su deseo. Por eso no se entera de la caída de Santana  en 1848 y del decreto de Manuel Jimenes, concediéndole amnistía y de que podía regresar al país junto con los demás compañeros exiliados  en 1844.  
           Enterado de la anexión en 1862 ,  regresa a Caracas a preparar su regreso a la patria que el fundó, para colaborar en la guerra restauradora.  
Ahora bien, durante esos años errante por la selva venezolana, Duarte se deterioró mucho físicamente, como asegura Pedro Troncoso Sanchez en su biografía, al describir su aspecto, como lo relataran  algunos descendientes de Ulises F. Espaillat, que lo vieron durante su estadía en esta ciudad y dijeron que ese hombre no parecía un general por lo mal que se veía. Ver Troncoso Sánchez, Pedro. Vida de Juan Pablo Duarte. Instituto Duartiano, Colección Duartiana, Tercera edición, 2002, pag 425.

 

 

 

 

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