sábado, 21 de enero de 2012

Colaboración para La Información AYER Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com La guerra civil española 1936-39 (VII)
Julio M. Rodriguez Grullón

El exilio.-
Se calculan en 500,000 personas los que abandonaron España al caer la republica en 1939. Aunque el grueso e los emigrantes lo hacia en forma patética (ver fotos),entre ellos había también profesionales, incluyendo médicos, ingenieros, escritores, pintores y muchos otros, que contribuyeron a levantar los niveles de educación y de cultura en los países donde se establecieron. Hispanoamérica fue una de las zonas preferidas para ese exilio, particularmente México, donde los exiliados organizaron el gobierno republicano en el exilio.
Se estima que cuatro mil vinieron a la Republica Dominicana de Trujillo, quien estaba deseoso de cambiar su imagen internacional después de la matanza de haitianos de 1937 y quien también ofreció asilo a los judíos exiliados de Hitler.
Los exiliados que llegaron a nuestro país, Trujillo los quería asentar en colonias agrícolas cercanas a la frontera con Haití, pero como la mayoría de los exiliados no eran agricultores, se marcharon al cabo de un tiempo. Sin embargo, en el grupo, llegaron notables profesionales e intelectuales, varios de ellos impartieron clases en la Universidad y contribuyeron a elevar el nivel de enseñanza allí.
Los comunistas, presentes en los intelectuales exiliados, sembraron la semilla de esta doctrina entre los jóvenes dominicanos.
Los exiliados españoles nuestros, tenían la paradoja de que habían venido a un país donde imperaba un régimen que ellos habían tratado de evitar se implantara en el suyo y los que permanecieron aquí, tuvieron que adaptarse a el. Un buen número de ellos, laboriosos e inteligentes, lo hicieron y se convirtieron en troncos de respetables familias dominicanas.
La Casa de España, fundada el 1 de julio de 1917, por un grupo de españoles, entre los que se destacan Luis Baquero Alonso, Américo Lugo y Silvestre Aybar, contribuyó a orientar a los exiliados en su estadía entre nosotros.
Por supuesto, Trujillo mantenía bien vigiladas las andanzas de estos inmigrantes, que el sabia eran opositores ideológicos a su dictadura.
Dos de estos exiliados nos interesa destacar, por la relevancia política que adquirieron. Son ellos, José Almoina y Jesús de Galindez.

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