Especial
para La Informacion
AYER Y HOY
Articulosdeopinion2004@yahoo.com JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU OBRA (VII)
Julio M. Rodriguez Grullón
LLEGADA DE DUARTE A SANTO DOMINGO.-
Es tradicional que a su llegada a
Santo Domingo en 1831, al preguntársele a Duarte, ¿Que fue lo que mas te impresionó
de tu viaje por Europa?, su respuesta fue:
“La lucha por la recuperación
de los fueros y libertades de Cataluña,
lucha que yo creo nosotros tenemos que iniciar contra los haitianos, para que un
día podamos establecer nuestro propio país”
Como vimos en nuestra entrega
anterior, esos fueros no implicaban independencia de Cataluña de la corona
española, sino mayor autonomía para la región.
Para el joven de 18 años, esto fue el inicio de su
tarea de cambiar la mentalidad de sumisión y el miedo generalizado existente, en relación a la dominación
haitiana, donde los dominicanos no tenían ningún derecho y hasta se pretendía
que no hablaran español. Duarte, desde su llegada, comenzó a fomentar el espíritu
de rebeldía en la mente de sus amigos.
VIDA EN SANTO DOMINGO (1822-38)
El engaño de Boyer, de que aboliría la esclavitud y de que habría
igualdad para todos en la isla, se puso de manifiesto al poco tiempo de su
llegada a la ciudad capital de la parte este, cuando a estos habitantes,
se les negaron los derechos ciudadanos
que poseían los haitianos.
Es
cierto que se abolió oficialmente la esclavitud, pero los dominicanos no pasaron a ser los
iguales de los haitianos. Los habitantes de la parte este de la isla, pasaron a
ser personajes de un estatus indefinido, pues no podían adquirir nuevas
propiedades, ni ser considerados legalmente al mismo nivel de sus nuevos
dominadores. Boyer no despojó de sus
propiedades a los que ya las poseían al momento de su llegada, pero estos no
podían adquirir nuevas y los que no
poseían propiedades en ese momento, no
podían adquirirlas. Así que la parte este vió partir unas tres mil personas
después de la llegada de Boyer, la mayoría comerciantes acompañados de sus familiares, que no veían futuro
promisorio para ellos en esta isla.
Boyer
si despojó de sus propiedades a la
Iglesia Católica y cerró la mayoría de los templos que existían a su llegada,
respetando solamente la Catedral y algunos otros.
El dueño de la isla, repartió tierras en los campos entre sus generales, lo cual en un país
despoblado como era el nuestro en esos días, donde apenas habría unos 125 mil habitantes diseminados en
toda la antigua colonia española, no produjo grandes trastornos.
Pero lo que estaba ocurriendo con el
prejuicio racial de los haitianos de prohibir que ningún blanco o dominicano, podía
tener propiedades en la isla era, que esta como un todo, se estaba atrasando,
pues no había inversiones para incrementar la industria o la agricultura con
semejante legislación.
Recordemos que durante la guerra
contra los franceses que terminó con la proclamación de la Republica de Haití,
el 1ro de enero de 1804, los haitianos quemaron y destruyeron los ingenios
azucareros existentes, los campos agrícolas y casi toda la propiedad productiva
de esa colonia.
Para agravar las cosas, Haití estaba
bloqueada para comerciar con Francia,
Inglaterra o Estados Unidos, quienes por los primeros 21 años de su existencia,
no reconocían la república negra.
En 1825, para terminar este bloqueo
y de alguna manera mejorar la situación de la isla, Boyer aceptó pagar una
indemnización de 150,000,000 (ciento cincuenta millones) de francos a Francia, en
cinco pagos de 30 millones, como compensación por las pérdidas sufridas por sus
ciudadanos durante las guerras de 1793-1803. Este préstamo le fue facilitado a Haití por la banca
francesa y gravó la economía haitiana, que pasó a ser controlada por esos bancos
y no fue hasta 1947 (122 años
después) que el país terminó de pagar
“la deuda de la independencia”.
De esa forma Boyer obtuvo el reconocimiento
de la independencia de Haití y se terminó el bloqueo comercial a la isla. Pero
¿de donde iba el a sacar, los pagos de
esa fabulosa suma de dinero?, pues entre otras fuentes, de las costillas de los
dominicanos, a quienes gravó con impuestos que generaron un gran disgusto entre ellos, que consideraban un abuso, que se les hiciera
pagar por hechos, en los que no tuvieron
participación alguna.
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