sábado, 13 de octubre de 2012


Colaboracion para La Informacion                         AYER Y HOY

articulosdeopinion2004@yahoo.com           LA OLEADA DEMOCRATICA (II)

                         Julio M. Rodriguez  Grullón

Cayo Confite,  1947.-

El mejor ejemplo de hasta donde había llegado a nivel internacional en los años que siguieron a la segunda guerra mundial, el afán de derrocar las dictaduras de la zona, lo es la concentración de adversarios de  Trujillo y otros dictadores en el islote de Cayo Confite en la costa norte de la provincia cubana de Camaguey, en los meses  de julio a octubre de 1947.

La operación fue financiada por Juancito Rodriguez García, dominicano,  mocano, rico hacendado, que inicialmente fue diputado de Trujillo, pero que se fue al exilio, teniendo la habilidad de sacar del país, gran parte de su cuantiosa fortuna, que utilizó mas adelante en costear movimientos antitrujillistas , no solo esta fracasada invasión.

En Cayo Confite se reunieron idealistas, luchadores por la democracia, 400 de ellos dominicanos, entre ellos mi tío Crispín Grullón, el grupo mas grande de los 1,300  allí reunidos, pues los 900 restantes que constituían la mayoría, la integraban una abigarrada mezcla de personajes de diferentes  nacionalidades de este continente y el europeo.

Entre ellos estaban dos jóvenes cubanos, Fidel Castro y Rolando Masferrer; Fidel contaba con 21 años de edad para esos días.   

En la dirección del movimiento, secundando a Juancito, estaban Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Grullón, Angel Morales y Leovigildo Cuello, quienes  encabezarían, junto a el, un gobierno provisional   después de la caída de Trujillo.

            Sin embargo, el movimiento se hacia con gran publicidad, se reclutaban voluntarios abiertamente en  La Habana en los hoteles Sevilla y San Luis y Trujillo reaccionó denunciándolo como una agresión contra la Republica Dominicana fomentada por el gobierno de Grau,  ante los organismos internacionales  y además usando su fortuna en sobornar a funcionarios del gobierno cubano de Grau, entre ellos al Jefe del Ejército, Genovevo Perez. Los revolucionarios estaban vigilados además por los organismos de espionaje norteamericanos.

            Los luchadores interceptaron al vapor Angelita de Trujillo que navegó en las cercanias del cayo, con una de sus naves, de las cuales contaban con tres, llamadas Berta, El Fantasma y Aurora.

            La expedición fue desbaratada por el ejército cubano, que destruyó las viviendas de los idealistas, capturó una parte de ellos y los envió a la cárcel.

 Fidel Castro escapó de ser capturado por el ejército cubano lanzandose al mar, desde la embarcación Aurora y logrando llegar a tierra firme cubana.  

                                                                                

 

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