sábado, 30 de diciembre de 2017

DUARTE XXXVII

DUARTE XXXVII
                      
                               EUSTAQUIS JUCHEREAU SAINT DENYS.-
                                                            Julio M. Rodriguez Grullón

La aprobación del plan propuesto por Báez al cónsul de Francia en Puerto Príncipe, el 15 de diciembre de 1843, dió por resultado el envío de un cónsul francés a Santo Domingo, para ejecutar ese plan.
Saint Denys estaba supuesto a ser el cónsul francés en Cabo Haitiano, pero el terremoto de 1842, destruyó esa ciudad y el no pudo conseguir un sitio adecuado para establecerse allí, aunque ya había pasado mas de un año del terremoto, que ocurrió el 7 de mayo de 1842.
Para 1844, Saint Denys tenia  35 años de edad, había servido en el cuerpo diplomático francés por nueve años, en posiciones menores, como en el consulado francés en  Tarsus en Grecia y cónsul de segunda clase en Bilbao, España. Era un hombre culto, Lic en derecho de la Facultad de Paris, conocía el griego y hablaba además del francés, italiano y español.
            Su consulado en Santo Domingo en momentos en que a Francia le interesaba retomar su dominio sobre esta isla, fue su primer cargo relevante y el quería obtener un triunfo diplomático espectacular en su carrera, como era  lograr que la naciente Republica Dominicana pasara a ser controlada por Francia, lo que eventualmente  pondría a su país, en posición de recuperar su dominio sobre Haití.
.           Consciente de la trascendencia de su cargo, quiso hacer una llegada que impresionara a los habitantes de Santo Domingo, así que planificó con las autoridades locales un recibimiento rodeado de toda la pompa posible, por lo que  el 13 de enero de 1844,  a las 8:00 AM hizo que desde la  corbeta que lo trajo, llamada “Naiade”, se disparara una salva de  21 cañonazos en honor a la bandera haitiana, que al desembarcar  rodeado de una escolta de los oficiales de la Naiade vestidos con sus uniformes de gala, lo recibieran en el puerto las autoridades militares haitianas. Desde allí  fue al palacio del gobernador, donde el General Alí lo recibió con todas las deferencias y atenciones, frente a todas las autoridades civiles y militares de la ciudad reunidas.
Del palacio del gobernador, el nuevo cónsul se dirigió al cuerpo municipal que había sido reunido de forma extraordinaria por el alcalde para recibirlo y donde el representante del Consejo Municipal le expresó  sus vivas simpatías por Francia..
Del ayuntamiento se dirigió entonces Saint Denys  a la casa del  comandante de la plaza de Santo Domingo el General Desgrotte, donde recibió la misma acogida que en los sitios previamente visitados. Desgrotte le relató además, su historial de servicio en la armada real africana francesa.
Saint Denys decidió que visitaría luego a Portes, el Vicario General de la Iglesia Católica, que el consideraba un verdadero poder en Santo Domingo, porque no quería ir donde el, rodeado de esa oficialidad haitiana, por lo tanto, del ayuntamiento,  se dirigió entonces a la casa que iba a ocupar provisionalmente.
            Todo este ceremonial del recibimiento de Saint Denys, nos da una idea de la importancia  que tuvo la llegada de este hombre,  quien luego comunicó a la cancillería francesa, que Bobadilla y los demás revolucionarios antihaitianos, no hacían nada sin consultarlo. Para los habitantes de Santo Domingo, la llegada de ese primer diplomático de una nación  importante en el Siglo XIX, solo podemos imaginarnos  el entusiasmo que despertó, en un momento en que los planes contra la dominación haitiana estaban en su punto álgido, pues era un secreto a voces, que venía a favorecer esos planes.
Lo que no debemos olvidar es que Duarte, sería el principal obstáculo que el encontró, para el “exíto” de su misión y tramó hábilmente su caída.      

                                                                                           


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