sábado, 2 de junio de 2012

Colaboración para La Información AYER Y HOY articulosdeopinion2004@yahoo.com SALOMON JORGE BETZ (1913-2012) Julio M. Rodriguez Grullón En la cardiología dominicana se siente un vacío enorme, que ha dejado la muerte de Salomón Jorge. Lo conocí y traté de cerca en las décadas de los 1980 y 90, cuando asistía regularmente a la cena anual que en esos años organizábamos el Dr. Mariano Defilló y yo, para conmemorar los aniversarios de la revista Acta Medica Dominicana. Nacido en esta ciudad, el 7 de febrero de 1913, se graduó de bachiller a los 17 años de edad y entre sus profesores recordaba siempre a Sergio Hernández, Rosa Smester, Joaquín Balaguer, Rafael Reynoso y Manfredo Moore. Su vocación de servicio a los demás, lo empujó hacia la medicina y su inteligencia y deseo de aprenderla en el mejor sitio de la época, lo hizo dirigirse a La Sorbona en Paris, donde venciendo la escasez de recursos, la distancia y la barrera del idioma, llegó en 1930, logrando imponer su clase como estudiante brillante, lo que demostró al concursar por oposición, junto a 1500 aspirantes, para las 300 plazas del codiciado externado de los hospitales de Paris y obtener una de ellas, ubicándose pues, en el tope 20% de sus contemporáneos, la mayoría franceses, aunque también jóvenes de muchos países del mundo, que como el se habían esforzado, para nutrir sus cerebros, en aquel faro del conocimiento, de la ciudad luz. Salomón en Paris conoció el amor y contrajo matrimonio, a los 23 años de edad, con una graciosa francesita, que respondía al nombre de Jacqueline Moschini, quien no vaciló en seguirlo por el resto de su vida. Con ella procreó sus tres hijos, Bernard, Jacques y Jean Louis. Graduado con honores, regresó a su país y a su ciudad natal, iniciando su ejercicio privado de la profesión en agosto de 1937, algo que realizó cotidianamente por 74 años. La cardiología en el país nació con Salomón Jorge, quien la convirtió en ciencia. En su práctica hospitalaria, iniciada en 1945 en los hospitales del IDSS, combinada con la docencia en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Salomón diseminó sus conocimientos en varias generaciones de médicos. Su relevancia en nuestra medicina no puede apreciarse en los múltiples reconocimientos que recibió, o en los trabajos que publicó, había que tratarlo, para recibir de el una continua influencia de honestidad, compasión por el paciente, amor por el estudio, consagración al deber y por encima de todo, la alegría de estar vivo y poder servir desinteresadamente a los demás. En febrero de este año, le dije que el año próximo íbamos a echar la casa por la ventana, celebrando su centenario, se sonrió y me dijo: vamos a ver. Esa fiesta aquí en la tierra no se pudo realizar, pero estoy seguro que al llegar su alma al cielo, San Pedro tuvo que convocar toda una corte celestial, para recibirla con el alborozo, los honores y la pleitesía que se merecía.

1 comentario:

  1. Se puede sentir en este escrito que el Dr. SALOMON JORGE BETZ, era un ser especial en esta tierra, y además le corría la vocación de sanar el enfermo, por las venas por eso lo tendremos en muestros corazones eternamente.

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