El aborto otra vez

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                                                                              Julio M. Rodríguez Grullón

            El Presidente Danilo Medina ha vuelto a poner sobre el tapete el tema del aborto al que organizaciones laicas han tratado en vano por años de hacer cambiar su prohibición en el país, basada en el principio cristiano de que la vida es otorgada por dios y que solo el puede quitarla.

            El aborto tiene el agravante de que se  quita la vida a un inocente, que es el peor crimen que puede cometerse.
            Danilo habla de hacer algunas excepciones que permitan hacerlo, lo cual no es mas que prestarle atención a situaciones  inverosímiles, fabricadas por los que de alguna manera tratan de “modernizar “ según ellos, el país.
            El Presidente,  quien era tenido por un hombre religioso, ha dado muestras en la presidencia de en ocasiones no tomar en cuenta los principios cristianos de esta sociedad,    primero al otorgar el placet  para el cargo de embajador en este país a un homosexual declarado, que  perfectamente podía haber sido ser enviado a un país no cristiano y ahora con este acto de rechazar con un lenguaje vago, artículos de un reglamento  que mantiene la vigencia sobre la prohibición del  aborto, como tradicionalmente  ha existido en nuestro país.
             El cristianismo es el motor que empuja la civilización occidental, es el que le ha otorgado dignidad a la mujer en la sociedad, donde mucho tiene que ver respetar la vida que se engendra en su seno, después de una relación sexual.
            No se necesita ser cristiano para entender que la vida sale de un acto sexual, pero que ninguna pareja puede decir vamos a sostener relaciones sexuales  que produciremos un nuevo ser. De hecho cerca de un 10% de las parejas son estériles y no pueden procrear hijos por mas que lo intenten. Con razón el cristianismo considera que la vida es sagrada y una vez iniciada debe dejarse seguir su curso, no importa las circunstancias que le rodean.
             Por otra parte, los avances de la medicina hacen difícil establecer cual es el embarazo que seguido por un internista, un obstetra y un perinatólogo, no pueda ser llevado hasta las 25 semanas que es cuando actualmente se considera un feto viable. Si se interrumpe el embarazo  a esas alturas, no es un aborto que se está realizando, sino un parto pretermino, en el cual el recién nacido tiene muchas  probabilidades de  sobrevivir.
              Desde que en Estados Unidos, olvidándose de su origen calvinista, se aprobó el aborto,  las sociedades internacionales satélites de las Naciones Unidas, tienen empeño en que se apruebe este crimen en los países en vías de desarrollo, entre otras cosas, como un medio de control de  la natalidad y contribuir al desarrollo de un país.
              Sin embargo, la natalidad  se controla sola a medida que un país se desarrolla y el desarrollo es producto del trabajo de sus habitantes  y de la justicia social en ese pueblo.
              Es falso eso de creer que aprobar alguna forma de aborto es señal de progreso.  Me parece es señal de irrespeto a la vida y abrir las puertas a la depravación y relajación de las costumbres, que en nuestro país lo que se necesita es que se fortalezcan.   
              A veces pienso si el Presidente Medina no estará haciendo algún gesto para calmar a las sociedades internacionales de “derechos humanos” (entre los que nunca ha figurado el aborto, ni en la declaración francesa de 1789, ni en la de la fundación de las Naciones Unidas en 1945) después de su apoyo a la sentencia 168-13 del tribunal constitucional. Estas organizaciones  rapidamente han manifestado su complacencia con su medida.