articulosdeopinión2004@yahoo.com DESPUES DE LA BATALLA DEL PUENTE DUARTE
Julio M. Rodríguez Grullón
Van entonces donde el médico conocido de Caamaño, Juan A. García Fajardo y su esposa María Johnson de García, en la calle Padre Billini, cerca de donde están, donde son bien recibidos, sacian su sed , les curan sus heridas y les cosen la ropa; hacen llamadas telefónicas para comunicar lo sucedido a familiares y tratan infructuosamente de contactar oficiales constitucionalistas.
Deciden pasar la noche donde la familia Bidó Burgos, amigos de Claudio, que viven en la Salome Ureña esq José Reyes; a las personas que encuentran en el camino y le cuentan lo sucedido nadie les cree y les aconsejan que se asilen en alguna embajada. La razón de esto es que una improvisada Radio San Isidro, única emisora que está en el aire, dice que las fuerzas de Wessin han ocupado la ciudad.
En la casa del Dr. Bidó Burgos llaman al Listín Diario para saber si el periodista Luis Reyes Acosta está vivo y llevó su reportaje, Caamaño habla con el y este le dice que su reportaje no lo van a publicar, sino uno que ha enviado la embajada americana.
Caamaño decide ir al Listín Diario y allí se encuentra con Alfredo (Baby) Ricart, Rogelio Pellerano, Rafael Herrera y otros, a los que relata lo sucedido y les dice que el reportaje de Luis Reyes Acosta es verídico y debe ser publicado, no importa lo que diga la embajada americana.
En el Listín prefieren oir la versión de Caamaño, traen taquígrafos, camarógrafos y fotógrafos, este habla por un rato y luego se retira a la casa de los Bidó Burgos. Allí decide llamar al Caribe, porque piensa debe estar ocurriendo lo mismo que en el Listín y efectivamente así es, habla con Rhadames Gómez Pepín y repite lo dicho al Listín.
Al
día siguiente El Listín y el Caribe
publican la versión de la embajada americana
y el Listín comete la canallada de calzarla con la firma de Luis Reyes Acosta.
En el Caribe atribuyen la noticia a Víctor A. Mármol, pero se atreven a agregarle un recuadro, con
parte de las declaraciones de Caamaño, que contradicen las de la embajada.
A
las dos de la madrugada, del 28 de abril 1965, una llamada telefónica despierta
a Caamaño, para decirle que en la base aérea de San Isidro están aterrizando cada
6 minutos aviones de transporte norteamericanos y están desembarcando tropas y
equipo militar.
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