DUARTE
XXXVII
EUSTAQUIS JUCHEREAU SAINT DENYS.-
Julio M. Rodriguez Grullón
La
aprobación del plan propuesto por Báez al cónsul de Francia en Puerto Príncipe,
el 15 de diciembre de 1843, dió por resultado el envío de un cónsul francés a
Santo Domingo, para ejecutar ese plan.
Saint
Denys estaba supuesto a ser el cónsul francés en Cabo Haitiano, pero el
terremoto de 1842, destruyó esa ciudad y el no pudo conseguir un sitio adecuado
para establecerse allí, aunque ya había pasado mas de un año del terremoto, que
ocurrió el 7 de mayo de 1842.
Para
1844, Saint Denys tenia 35 años de edad,
había servido en el cuerpo diplomático francés por nueve años, en posiciones
menores, como en el consulado francés en
Tarsus en Grecia y cónsul de segunda clase en Bilbao, España. Era un
hombre culto, Lic en derecho de la Facultad de Paris, conocía el griego y
hablaba además del francés, italiano y español.
Su consulado en Santo Domingo en
momentos en que a Francia le interesaba retomar su dominio sobre esta isla, fue
su primer cargo relevante y el quería obtener un triunfo diplomático espectacular
en su carrera, como era lograr que la
naciente Republica Dominicana pasara a ser controlada por Francia, lo que
eventualmente pondría a su país, en
posición de recuperar su dominio sobre Haití.
. Consciente
de la trascendencia de su cargo, quiso hacer una llegada que impresionara a los
habitantes de Santo Domingo, así que planificó con las autoridades locales un
recibimiento rodeado de toda la pompa posible, por lo que el 13 de enero de 1844, a las 8:00 AM hizo que desde la corbeta que lo trajo, llamada “Naiade”, se
disparara una salva de 21 cañonazos en
honor a la bandera haitiana, que al desembarcar
rodeado de una escolta de los oficiales de la Naiade vestidos con sus
uniformes de gala, lo recibieran en el puerto las autoridades militares
haitianas. Desde allí fue al palacio del
gobernador, donde el General Alí lo recibió con todas las deferencias y
atenciones, frente a todas las autoridades civiles y militares de la ciudad reunidas.
Del
palacio del gobernador, el nuevo cónsul se dirigió al cuerpo municipal que
había sido reunido de forma extraordinaria por el alcalde para recibirlo y donde
el representante del Consejo Municipal le expresó sus vivas simpatías por Francia..
Del
ayuntamiento se dirigió entonces Saint Denys
a la casa del comandante de la
plaza de Santo Domingo el General Desgrotte, donde recibió la misma acogida que
en los sitios previamente visitados. Desgrotte le relató además, su historial
de servicio en la armada real africana francesa.
Saint
Denys decidió que visitaría luego a Portes, el Vicario General de la Iglesia Católica,
que el consideraba un verdadero poder en Santo Domingo, porque no quería ir donde
el, rodeado de esa oficialidad haitiana, por lo tanto, del ayuntamiento, se dirigió entonces a la casa que iba a ocupar
provisionalmente.
Todo este ceremonial del
recibimiento de Saint Denys, nos da una idea de la importancia que tuvo la llegada de este hombre, quien luego comunicó a la cancillería francesa,
que Bobadilla y los demás revolucionarios antihaitianos, no hacían nada sin consultarlo.
Para los habitantes de Santo Domingo, la llegada de ese primer diplomático de
una nación importante en el Siglo XIX, solo
podemos imaginarnos el entusiasmo que
despertó, en un momento en que los planes contra la dominación haitiana estaban
en su punto álgido, pues era un secreto a voces, que venía a favorecer esos
planes.
Lo
que no debemos olvidar es que Duarte, sería el principal obstáculo que el encontró,
para el “exíto” de su misión y tramó hábilmente su caída.
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