ESPECIAL PARA LA
INFORMACIÓN AYER
Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU
OBRA
(XIV)
Julio
M. Rodriguez Grullón
LOS PRIMEROS TRINITARIOS (II)
JOSE
MARIA SERRA (1819-1888)
Tenía
19 años al fundarse la Trinitaria y como ya vimos, antes de esto ya regaba
pasquines contra los haitianos por las noches, en la ciudad de Santo Domingo,
tarea a la que se le unió Duarte.
Fue
el primero que se enteró de los planes de este sobre la fundación de esta
sociedad y el primero que escuchó de sus labios la expresión “Viva la Republica Dominicana”.
No fue un hombre de armas, fue un intelectual
y a poco de fundada la república en 1844, se convirtió en uno de los redactores
del periódico “El Dominicano”.
En
1849, fue desterrado por Santana a seguidas del golpe de estado contra Jimenes
y no regresó jamás a su país. Inicialmente fue enviado a Saint Thomas, pero le
era difícil encontrar como ganarse la vida en esa isla, por lo que pasó a San
Juan, Puerto Rico, desde donde hizo contacto con un amigo en Mayaguez y terminó
radicándose en esa ciudad, ganandose la vida como maestro y periodista.
Allí murió en 1888, a los 69 años de edad.
Gran
amigo de Meriño, escribió a petición de este, en 1887, sus “Apuntes para la
historia de los trinitarios”, que es el documento básico para conocer la historia
de la Trinitaria y los inicios del movimiento organizado por Duarte, para
obtener nuestra independencia.
En
ese documento nos dejó una descripción del rostro de Duarte en 1838 cuando
tenía 25 años de edad: Ojos azules, tez
suave color rosa, labios finos con un espeso bigote negro que formaba contraste
agradable con su dorada y poco poblada
cabellera, que al dilatar la longitud de su frente, daba majestad a su fisonomía.
Que
contraste con el rostro arrugado y aspecto demacrado, con que se ha
popularizado el rostro del fundador de la república, extraído de una foto tomada un año antes de
su muerte.
FELIPE
ALFAU (1819-1878)
Tenía
también 19 años al fundarse la Trinitaria.
Junto
con sus hermanos Antonio y Julián,
poseía tierras y un negocio de cortar madera en Bávaro, en el Seibo, por lo que
conocía a los mellizos Santana desde antes de los acontecimientos de
febrero de 1844.
Era
hijo de españoles. Diferente a Serra, fue siempre un hombre de armas.
Proclamada
la república, marchó al sur y organizó
junto a Duvergé, la defensa de Azua.
Amante
de la disciplina y el orden hasta el fanatismo, se convirtió en un admirador de
Pedro Santana y cumplía sus ordenes al pie de la letra. Fusiló a varios grupos de revoltosos que se
consideraban una amenaza para la estabilidad de la naciente república.
Luego,
en julio, apoyó a Santana contra sus
antiguos compañeros de la Trinitaria y este lo designó Comandante de la Plaza
de Santo Domingo en sustitución de José Joaquín Puello. Renunció a esa comandancia,
porque acusó a un subalterno de cometer irregularidades y Santana no lo apoyó
para castigarlo.
Se
alejó entonces de la vida pública por 11 años, hasta 1855, cuando se integró de
nuevo al ejército, en la movilización de ese año para luchar contra la invasión
haitiana, viendo acción en la batalla de Sabana Larga, en enero de 1856.
No
se reconcilió con Santana y se opuso publicamente a que se le adjudicara a este
la isla Saona por 50 años sin pagar nada y al año siguiente aprobó que fuera revocada esa medida.
En
1857 se marchó a vivir a España.
En
1860, Santana lo nombró nuestro representante en aquel país y entonces apoyó la
anexión y regresó en 1861. En la guerra de la restauración luchó junto a los
españoles contra los dominicanos y
restaurada la república, regresó a España, donde murió, a los 59 años de edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario