articulosdeopinion2004@yahoo.com LA IGLESIA ESTA ENFERMA: LO DICE EL PAPA
Julio M. Rodriguez Grullón
Nuestra jerarquía esta petrificada con el concordato, firmado en 1954 entre Trujillo y la Santa Sede. Al momento de firmarse el documento, la Iglesia estaba enfrascada en una lucha a muerte contra el comunismo y el año anterior había firmado un documento similar con el dictador español Francisco Franco. Anteriormente en el fragor de esa lucha, se habían firmado concordatos con Hitler y Mussolini. Desde entonces los tiempos han cambiado mucho.
El comunismo dejó de ser una amenaza desde 1989 y los tres concordatos que hemos señalado fueron anulados hace tiempo, tan pronto cayeron las dictaduras con las que se firmaron.
El nuestro sin embargo sigue vigente, mas en teoría que en la práctica, pues desde que se firmó, el primero en violarlo, sin protesta por parte de la Iglesia, fue el mismo Trujillo, quien permitió continuaran los divorcios, como antes de la firma del documento con la Iglesia.
Los gobiernos post-trujillo que hemos tenido, han continuado con esa conducta.
Creo que ese concordato hace tiempo que debió ser anulado y sustituido por una ley que regule las relaciones del estado dominicano con la Iglesia católica y demás iglesias cristianas, debido a la gran influencia que tuvo el cristianismo en la formación de la dominicanidad, como fácilmente se aprecia al leer el juramento trinitario, ver la cruz en nuestra bandera y el evangelio abierto en el escudo nacional.
La iglesia católica debe ser la primera interesada en que esto se realice y así desligarse de algo que recuerde su docilidad durante la mayor parte de la duración de la dictadura trujillista.
Esa petrificación mental, a la que se refirió el Papa Francisco, es la que nos conduce a la falta de adaptación, aun hoy día, a la separación de iglesia y estado, a la que por largo tiempo se opuso la Iglesia, que no se resignaba a entender que la teocracia vigente desde el año 800 hasta el 1648 en Europa, condujo a la corrupción de la jerarquía eclesiástica y a la división del cristianismo.
Es un hecho, que un estado surgido en un país predominantemente calvinista cristiano, con separación de iglesia y estado, en 1789, en la costa este de norteamérica, manteniendo intocable la constitucionalidad, sin golpes de estado que la interrumpieran, evolucionó hasta convertirse en un poder mundial (1898) y luego en la indiscutible primera potencia mundial (1989), exactamente doscientos años después de iniciarse su vida republicana independiente, organizada.
El estado es para todos, incluyendo los ateos o los que profesen otras religiones diferentes al cristianismo, aunque la legislación de ese estado debe favorecer a las mayorías que lo integren.
El mismo Jesús dio a entender que una cosa es la religión y otra el estado, cuando dijo “Dad a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar” y basándose en esas palabras escribió Tomas de Aquino, uno de los grandes pensadores del cristianismo, en el Siglo XIII, cuatro siglos antes que los enciclopedistas europeos, en su comentario a las opiniones de Pedro Lombardo, que el estado debía ser obedecido en materia de bienestar social y la iglesia en lo concerniente a la salvación del alma (Ver Aquinas selected political writings. Commentary on the sentences of Peter Lombard. (Bazil Blackwell. Oxford, 1959, page 187).
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