Colaboración para La Información LOS 12 AÑOS DE BALAGUER 1966-1978 (I)
Julio M. Rodriguez Grullón
La secuela de odios que desencadena una guerra civil en un país, es algo
que se va superando gradualmente con el tiempo. En nuestro caso, después de la
larga dictadura de Trujillo y su interminable lista de crímenes, seguida de esta guerra del 1965, con sus miles de
muertos y el atropello al suelo patrio por segunda vez por la infantería de
marina americana, produjeron un ambiente de pasiones exaltadas, que culminaba
frecuentemente en el derramamiento de sangre.
Por eso, este período de los 12 años, que se inició el 1ro de julio de
1966, estuvo matizado por numerosas muertes por razones políticas, cuyos autores
quedaban en la impunidad. Ciertamente que
aquellos militares y civiles, que habían
estado del lado de Caamaño en la contienda de abril, llevaron la peor parte. El
presidente, acostumbrado a hacerse de la vista gorda de crímenes, durante 31 años, continuaba en
esa misma tesitura, durante estos 12
años, alegando que en su gobierno existían fuerzas incontrolables. Balaguer permitió a la cúpula militar enriquecerse bajo su sombra y supo manipular
las rivalidades entre sus líderes, para mantenerlos divididos y asegurarse su
liderazgo sobre ellos.
El
Vicepresidente de Balaguer, Lic. Francisco
Augusto Lora, un antitrujillista, representaba el cambio de mentalidad en la
clase alta dominicana de esos días, que en 1962 era antibalaguerista y ahora, 4
años después, por temor al comunismo y a Fidel Castro, estaba respaldando a
Balaguer.
El
presidente vivía solo, modestamente, sin ostentación; sus hermanas cubrían la
ausencia del sexo femenino en su entorno y con su oratoria, confundía a sus opositores y se
ganaba a la población, particularmente la menos ilustrada, que era la gran
mayoría. Balaguer nunca se casó y nunca admitió que dejó descendencia alguna.
El
nombre que me parece mas correcto para describir estos 12 años es el de un
despotismo ilustrado.
En
los primeros cuatro años, se inició el flujo masivo de campesinos hacia la
ciudad y al terminar los 12 años, la
proporción de habitantes de la zona urbana, sería mayoritaria en el país.
Asimismo
se inició la expansión de la clase media, que ciertamente era pequeña al
terminar la tiranía trujillista. Se inició el surgimiento de una clase burguesa
en el mundo de los negocios, aparte de
los políticos que utilizaban sus posiciones para enriquecerse.
Balaguer
inició una agresiva política de construcciones, que hicieron expandir la
economía, aunque las propiedades que dejó Trujillo y que pasaron al estado con
el nombre de Corporación de Empresas Estatales (CORDE) y los ingenios trujillistas llamados ahora
Complejo Estatal del Azucar (CEA), iniciaron un proceso de deterioro, que
terminaría haciendo desaparecer la mayoría de ellas. Terrenos del CEA eran
tomados por personas que los explotaban para su provecho particular. Otras
empresas trujillistas que pasaron a manos privadas, algunas florecieron y
progresaron con sus nuevos dueños y otras
fracasaron.
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