articulosdeopinion2004@yahoo.com DUARTE EN VENEZUELA (I)
Julio M. Rodriguez Grullón
Poco
se sabía con certeza sobre todos estos años de su vida, hasta que recientemente
han salido a la luz revelaciones, obtenidas después de intensa búsqueda de
documentos, y que han modificado en
algunos aspectos la percepción que se tenía de su vida en la tierra de Bolivar.
Ver Ayala Lafeé, Cecilia. Wilbert, Werner y Calles, Ariany. Juan Pablo Duarte
en la Venezuela del siglo XIX. Historia y leyenda.. Colección del Banco Central
de la RD, Departamento cultural, marzo 2014, 203 páginas.
Me
parece es conveniente dividir la estadía de Duarte en Venezuela en dos partes. La primera en que el quiere romper contacto con todos sus compatriotas, para que se acabe el duartismo en este país y pudiéramos tener paz, unidad y progreso, dejando gobernar a Pedro Santana.
La segunda parte va desde 1864,hasta su muerte, cuando regresa desde la república en armas con una misión diplomática, en la que ya no puede, ni desea aislarse, aun cuando esa misión es oficialmente corta
1ra parte.- 1846-64
Tras su depresión
producida por el fusilamiento de María Trinidad Sanchez, el 27 de febrero de
1845 estando el en Saint Thomas y la expulsión de su familia poco después, Duarte decidió alejarse de todos. Se fue
alejando de Caracas, por la costa, luego remontó el Orinoco y anduvo errante como dijo Rosa Duarte, por el amplio
territorio que correspondía a la provincia de Rio Negro en el sur de Venezuela,
que fue el escenario de sus andanzas. No estuvo fijo en un sitio; sino recorrió
la zona que correspondía a la provincia señalada. Hay constancia de que en 1856 estuvo en Achaguas. Esta zona era muy convulsa, con
constantes revoluciones entre los caudillos
locales y Duarte probablemente se movía buscando los sitios donde
pacificamente pudíera realizar sus actividades mercantiles y cívicas a su paso por esos poblados. O sea que no permaneció aislado
en la aldea de San Carlos de Rio Negro,
rumiando su desgracia. No, se mantuvo activo y negociando.
Ciertamente
que en los 12 años que transcurrieron entre 1846 y 1858, ningún familiar o
amigo, pudo hacer contacto con el, lo cual era su deseo. Por eso no se entera
de la caída de Santana en 1848 y del
decreto de Manuel Jimenes, concediéndole amnistía y de que podía regresar al
país junto con los demás compañeros exiliados en 1844.
Enterado
de la anexión en 1862 , regresa a
Caracas a preparar su regreso a la patria que el fundó, para colaborar en la
guerra restauradora.
Ahora bien, durante
esos años errante por la selva venezolana, Duarte se deterioró mucho físicamente,
como asegura Pedro Troncoso Sanchez en su biografía, al describir su aspecto,
como lo relataran algunos descendientes
de Ulises F. Espaillat, que lo vieron durante su estadía en esta ciudad y
dijeron que ese hombre no parecía un general por lo mal que se veía. Ver Troncoso
Sánchez, Pedro. Vida de Juan Pablo Duarte. Instituto Duartiano, Colección
Duartiana, Tercera edición, 2002, pag 425.
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