articulosdeopinon2004@yahoo.com EL GOBIERNO DE FACTO DEL TRIUNVIRATO
Julio M. Rodriguez Grullón
Para 1963, la clase economicamente poderosa dominicana, estaba asustada con la
popularidad de Fidel Castro y el gobierno
comunista que había surgido en Cuba y quisieron frenar lo que
consideraban un peligro para sus intereses, utilizando la fuerza.
La situación
que surgió para esa clase socioeconómica en su mayoría pertenecientes a Unión
Cívica Nacional, era contradictoria, pues el triunvirato se apoyaba en el ejército,
el mismo que esta clase argumentaba, que
el borrón y cuenta nueva de Juan Bosch durante la campaña electoral de 1962, arrojaba
un manto de impunidad a los crímenes cometidos por miembros de ese cuerpo militar
durante la tiranía. Sin embargo la gran
diferencia era que Bosch utilizaba una
táctica para ganar unas elecciones y durante su gobierno, no se cometían
atropellos contra la población por parte de los militares.
Esa
situación cambió durante el gobierno del triunvirato y se agravó, después de los fusilamientos de Las
Manaclas, cuando la población se tornó
hostil hacia los militares y comenzaron los enfrentamientos y las huelgas populares
contra el gobierno de facto, que eran
reprimidas con violencia.
Por otra
parte, los partidos y líderes derrotados en las elecciones de diciembre de 1962,
adquirieron vigencia y cargos en el gobierno; el “anticomunismo” se puso de
moda y rendía beneficios económicos, por lo que surgieron anticomunistas
profesionales, el mas vocinglero de los cuales era Rafael Bonilla Aybar (Bonillita).
Además de
los cívicos y los militares, el triunvirato contaba con el apoyo de los norteamericanos quienes le otorgaban prestamos generosamente
y la deuda pública nacional se elevò de 50 a 150 millones de dólares
rápidamente. También apoyaba al triunvirato la jerarquía eclesiástica, pero a medida
que pasaron los meses, muchos curas se fueron
desencantando con el gobierno.
Los militares
terminaron dividiéndose en facciones, una
encabezada por Rafael Fernández Domínguez (hijo de uno de los generales mas temidos
de Trujillo), que propugnaba por el regreso de Bosch al poder, sin celebrar
elecciones, otra que encabezaba Neit Nivar Seijas, promovía el
retorno de Joaquín Balaguer a la presidencia y Elias Wessin, que permanecía
fiel a Reid Cabral. Balaguer en el exilio, había fundado su Partido Reformista
en junio de 1963 y los Reformistas,
habilmente dirigidos por su líder, eran aliados de los perredeistas en estos
días, en que su enemigo común era la Unión Cívica Nacional.
La
aparición de las cantinas militares,
mediante las cuales se introducían al país sin pagar impuestos, artículos de
todas clases, que luego se vendían en el mercado nacional, como los beneficios
no se repartían equitativamente, ahondaron
las diferencias entre los militares. La Policía
Nacional, encabezada por su comandante, Belisario Peguero, era una de las
mas beneficiadas con las cantinas.
Para tratar
de legalizar su situación, Donald Reid Cabral, el presidente del triunvirato, comenzó
a organizar un proceso electoral, en el cual se candidatiaría para la
presidencia de la república, prohibiendo en ese proceso, las candidaturas
presidenciales de Balaguer y Bosch.
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