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TRUJILLOLANDIA 1948-61 (III)
Julio M. Rodriguez Grullón
Para 1950, después de 20 años en el
poder, Trujillo había formado una élite
burocrática de hombres capaces y la maquinaria gubernamental funcionaba con una
eficiencia nunca vista antes en el país, aunque todos estaban bien espiados,
sometidos al terror difuso y leían cada mañana llenos de aprensión, el Foro
Público en El Caribe, temerosos de
encontrar alguna señal de que estaban por caer en desgracia.
Trujillo también había logrado rodearse de lo mejor que
intelectualmente ofrecía el país en esos días. Varios de estos destacados intelectuales,
habían resistido inicialmente unirse al hombre fuerte, pero eventualmente se
fueron convenciendo de que podían ser
útil al país, si aceptaban la hegemonía de Trujillo, quien siempre que se mostraran
dóciles y lo elogiaran públicamente, les
permitía poner en práctica sus ideas y mantener un nivel de vida muy por encima
del resto de la población.
Dos casos importantes, miembros de familias distinguidas,
debemos destacar:
Manuel A. Peña Batlle (1902-52) y Rafael F.
Bonnelly (1904-79)
Peña Batlle se había graduado de
abogado en 1923 y participado activamente en la resistencia a la intervención
americana de 1916-24. Era un experto en derecho internacional, se le consideraba uno de los intelectuales mas sólidos
y gozaba de gran prestigio. Por 10 años resistió a Trujillo,
hasta que se le unió en 1940. Este lo
mantuvo siempre en altas posiciones, entre ellas Canciller y Secretario de
Estado de Interior y Policía.
Bonnelly participó en el golpe de
estado de 1930, como miembro importante que era del Partido de Estrella Ureña,
al igual que Balaguer; pero a diferencia de este, que en 1931, al producirse la ruptura entre Trujillo
y Estrella Ureña se mantuvo con
Trujillo, Bonnelly decidió apartarse de el y por diez años, al igual, que Peña
Batlle, rehusó colaborar con el régimen. Entonces claudicó y pasó a ocupar
posiciones relevantes.
Después de la muerte de Trujillo, Bonnelly enfrentó a
Balaguer y fue durante el año 1962, Presidente de la Republica, organizando las
primeras elecciones libres en el país en 38 años, celebradas en diciembre de
ese año.
Joaquín Balaguer por su parte, en
estos primeros 20 años no era un miembro destacado de la burocracia
trujillista, su personalidad taciturna y
su timidez, no lo hacían atractivo para que Trujillo lo colocara en
altas posiciones, pero fue demostrando su gran capacidad y fue ascendiendo
gradualmente en el tren administrativo. Fue embajador en países
latinoamericanos en la década de 1940. Al ser designado Secretario de Educación
en 1950, consolidó su posición, como uno de los principales colaboradores de Trujillo.
Tenemos que decir que el único intelectual de relieve que
resistió a Trujillo y permaneció en el país, fue Américo Lugo (1870-1952),
quien murió pobre y aislado y dos intelectuales destacados, prefirieron el
exilio que servir a Trujillo, Juan Bosch y Juan Isidro Jiménes Grullón.
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