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articulosdeopinión2004@yahoo.com EL PAPA PIO XI CONDECORA A TRUJILLO
Julio M. Rodriguez Grullón
En la década de los 1930, con el afianzamiento en el poder de los comunistas en Rusia, desde la década anterior, con su ateismo militante y su pretensión de dominio mundial, la Iglesia Católica como las demás religiones del mundo, buscaron la manera de hacer fracasar esta doctrina política.
En el caso específico de la Iglesia Católica, que aún no aceptaba la separación entre Iglesia y Estado, una de las formas de lucha que utilizó, fue aliarse con regímenes autoritarios anticomunistas, firmando concordatos con dictadores como Mussolini, Franco y luego con Trujillo en 1954. La Iglesia inicialmente favoreció el nazismo firmando un concordato con Hitler en 1933, pero luego Pio XI repudió este sistema, rechazando su teoría de supremacía racial y publicó en su contra la encíclica Mit Brennender Sorge, en 1937.
En 1931, se presentó ante Trujillo el 1er nuncio, Monseñor Fietta, un hombre muy capaz, quien logró que Trujillo le otorgara a la Iglesia personería jurídica, introdujo los Hermanos de la Salle en el país y quien no vacilaba en recomendar para el el cargo de Administrador Apostólico, a los sacerdotes mas competentes en esos días, aunque no fueran adeptos a Trujillo, como fue el caso del Padre Castellanos.
Fietta tenía su asiento en Puerto Príncipe, pero viajaba con frecuencia a nuestro país. En diciembre de 1936, Pio XI decidió trasladarlo a la Argentina, donde estuvo hasta 1953, cuando fue sustituido por Mario Zanin, apellido muy parecido al de Zanini, lo cual confundió al dictador Perón, quien le dijo a Trujillo, que Lino Zanini, nuncio nombrado por Juan XXIII en nuestro país, en junio de 1959, había sido uno de los culpables de su caída.
El sustituto de Fietta en Ciudad Trujillo fue Maurilio Silvani, quien presentó credenciales ante Trujillo el 18 de diciembre de 1936 y al día siguiente le impuso la condecoración de San Gregorio Magno, que le confería el Papa y que era una clara señal de aprobación a su gobierno, lo cual explica el apoyo mutuo entre el Arzobispo Pittini y Trujillo por 24 años, pues Pittini ejecutó en el país, la política que hacia ese tipo de gobierno llevaron a cabo los Papas Pio XI y Pio XII, quien sucedió a Pio XI en 1939.
Roma cambió esa política cuando ascendió al trono de Pedro, Juan XXIII, en octubre de 1958, quien convocó el Concilio Vaticano II que revolucionó la Iglesia y quien fue un Papa muy diferente a sus dos predecesores, en relación a apoyar dictaduras, que fue la razón por la que Trujillo no logró que se le declarara Benefactor de la Iglesia, a finales de su régimen.
La solicitud fue extemporánea; si Trujillo le solicita a Pío XI o Pío XII, que lo declararan Benefactor de la Iglesia, se lo conceden volando.
Trujillo también tuvo suerte, que al ocurrir la matanza de haitianos 10 meses después, Fietta ya no estaba en esta isla, pues estoy seguro que el hubiera observado un comportamiento muy diferente, ante el genocidio, que el que observó Silvani.
Figura sugerida anexa
Foto del Papa Pio XI
sábado, 31 de julio de 2010
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