Siguen los disparates
Julio M. Rodríguez
Julio M. Rodríguez | ACTUALIZADO 08.03.2019 - 7:56 pm
Las recientes estadísticas publicadas sobre la mortalidad materno-infantil correspondientes al inicio del 2019, continúan diciendo que no progresamos en la atención médica a la población, a nivel nacional.
No podía esperarse otra cosa, cuando usted coloca alguien que no es médico, al frente de la red de hospitales públicos del país, pues las medidas que se toman se fundamentan solamente en el aspecto administrativo de esos hospitales y no se relacionan con la calidad de la atención medica que allí reciben los pacientes, sobre la cual no puede tener la menor idea, por su entrenamiento, una persona con ignorancia total sobre el manejo de un paciente grave. La ignorancia se extiende también, en cuanto a la distribución de los médicos en el país.
Las declaraciones recientes de que se van a reducir las residencias médicas en las especialidades tradicionales de pediatría y gineco-obstetricia, porque estamos saturados de estas especialidades, es una muestra de ello.
Al parecer, las actuales autoridades de salud desconocen que el 50% de los medicos se concentran en la zona metropolitana del Gran Santo Domingo, que un 20% están en Santiago y que el 30% restante se distribuyen en el resto del país
Por lo tanto, podríamos quizás estar saturados de estas especialidades es en las ciudades de Santo Domingo y Santiago, pero yo me pregunto, ¿cuantos pediatras o ginecobstetras egresados de nuestras residencias aparecen en las provincias fronterizas donde son comunes cabeceras Pedernales, Jimaní, Elias Piña y Dajabón? y no hablar de otras especialidades muy necesarias también como cirugía general, anestesia y medicina intern
Entonces, lo primero que hay que hacer antes de hablar de saturación de algunas especialidades, es cerciorarse de su distribución adecuada a nivel nacional y una vez lograda esta distribución, lo cual tiene que basarse en incentivos económicos, planificar su producción de acuerdo a cuantos médicos se espera irán retirándose, del ejercicio de la profesión.
Confiamos que los representantes del Colegio Médico, de la UASD y las Fuerzas Armadas, se opondrán a este diisparate, en la reunión del Consejo de Residencias Médicas (el famoso NIvel I), donde tiene que decidirse este asunto.
Pero aquí hacemos las cosas a tontas y a locas y recientemente fueron retirados miles de médicos de los hospitales del estado, sin el menor criterio en lo relativo a su necesidad como guías de los médicos jóvenes en esos centros de salud.
Es previsible que las estadísticas sobre mortalidad no van a mejorar por un buen rato, por la carencia de personal médico de experiencia que pueda orientar a los médicos jóvenes sobre el manejo de los pacientes graves en los hospitales.
Y por si les sirve de algo a las autoridades, repetimos que la forma correcta de controlar la producción de médicos tiene que hacerse después que nos aseguremos de su correcta distribución a nivel nacional. Entonces se verá si debemos controlarla y esto se hace a nivel de las escuelas de medicina, temprano en la carrera, dando un examen nacional sobre las materias básicas. Si se decide por ejemplo, que se necesitan producir solamente 1000 médicos al año, se toman las 1000 notas mas altas en ese examen y los demás aspirantes a médicos, como se ve tienen vocación para la atención de pacientes, pueden ser inducidos a otras profesiones de la salud, no tan demandantes como la de médico, como son enfermería, laboratorio, y otras. No se si le estamos pidiendo peras al olmo, pero hay que aprovechar la libertad de expresión para decir como se deben hacer las cosas.
Para completar la idea relacionada a la atención medica, repetiremos que cuesta el 10% del producto interno bruto de un país (PIB), llevarla a un nivel adecuado y que aquí estamos lejos de invertir esta suma en nuestra población y este gasto es cuando el estado es el principal proveedor, de ese servicio , como Costa Rica por ejemplo, pues si cae en manos privadas, como se convierte en un negocio que tiene que dejar beneficios, entonces ese porcentaje del PIB sube al 18%.
No podía esperarse otra cosa, cuando usted coloca alguien que no es médico, al frente de la red de hospitales públicos del país, pues las medidas que se toman se fundamentan solamente en el aspecto administrativo de esos hospitales y no se relacionan con la calidad de la atención medica que allí reciben los pacientes, sobre la cual no puede tener la menor idea, por su entrenamiento, una persona con ignorancia total sobre el manejo de un paciente grave. La ignorancia se extiende también, en cuanto a la distribución de los médicos en el país.
Las declaraciones recientes de que se van a reducir las residencias médicas en las especialidades tradicionales de pediatría y gineco-obstetricia, porque estamos saturados de estas especialidades, es una muestra de ello.
Al parecer, las actuales autoridades de salud desconocen que el 50% de los medicos se concentran en la zona metropolitana del Gran Santo Domingo, que un 20% están en Santiago y que el 30% restante se distribuyen en el resto del país
Por lo tanto, podríamos quizás estar saturados de estas especialidades es en las ciudades de Santo Domingo y Santiago, pero yo me pregunto, ¿cuantos pediatras o ginecobstetras egresados de nuestras residencias aparecen en las provincias fronterizas donde son comunes cabeceras Pedernales, Jimaní, Elias Piña y Dajabón? y no hablar de otras especialidades muy necesarias también como cirugía general, anestesia y medicina intern
Entonces, lo primero que hay que hacer antes de hablar de saturación de algunas especialidades, es cerciorarse de su distribución adecuada a nivel nacional y una vez lograda esta distribución, lo cual tiene que basarse en incentivos económicos, planificar su producción de acuerdo a cuantos médicos se espera irán retirándose, del ejercicio de la profesión.
Confiamos que los representantes del Colegio Médico, de la UASD y las Fuerzas Armadas, se opondrán a este diisparate, en la reunión del Consejo de Residencias Médicas (el famoso NIvel I), donde tiene que decidirse este asunto.
Pero aquí hacemos las cosas a tontas y a locas y recientemente fueron retirados miles de médicos de los hospitales del estado, sin el menor criterio en lo relativo a su necesidad como guías de los médicos jóvenes en esos centros de salud.
Es previsible que las estadísticas sobre mortalidad no van a mejorar por un buen rato, por la carencia de personal médico de experiencia que pueda orientar a los médicos jóvenes sobre el manejo de los pacientes graves en los hospitales.
Y por si les sirve de algo a las autoridades, repetimos que la forma correcta de controlar la producción de médicos tiene que hacerse después que nos aseguremos de su correcta distribución a nivel nacional. Entonces se verá si debemos controlarla y esto se hace a nivel de las escuelas de medicina, temprano en la carrera, dando un examen nacional sobre las materias básicas. Si se decide por ejemplo, que se necesitan producir solamente 1000 médicos al año, se toman las 1000 notas mas altas en ese examen y los demás aspirantes a médicos, como se ve tienen vocación para la atención de pacientes, pueden ser inducidos a otras profesiones de la salud, no tan demandantes como la de médico, como son enfermería, laboratorio, y otras. No se si le estamos pidiendo peras al olmo, pero hay que aprovechar la libertad de expresión para decir como se deben hacer las cosas.
Para completar la idea relacionada a la atención medica, repetiremos que cuesta el 10% del producto interno bruto de un país (PIB), llevarla a un nivel adecuado y que aquí estamos lejos de invertir esta suma en nuestra población y este gasto es cuando el estado es el principal proveedor, de ese servicio , como Costa Rica por ejemplo, pues si cae en manos privadas, como se convierte en un negocio que tiene que dejar beneficios, entonces ese porcentaje del PIB sube al 18%.
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