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JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU
OBRA (XXX)
Julio M. Rodríguez Grullón
HERARD
LLEGA BUSCANDO A DUARTE PARA FUSILARLO
El
triunfo avasallante de los independentistas duartianos, en las elecciones del
15 de junio de 1843, alarmó a Brouard, Desgrottes y sus nuevos aliados, los
separatistas dominicanos encabezados
por Bobadilla.
La
gravedad del caso estribaba en que hasta ese momento, la idea de la separación
era la que se consideraba predominante en
la mente de los dominicanos y que la idea independentista de Duarte, se impusiera en estos importantes
comicios, era inaceptable para este
segmento de la población dominicana, que se consideraba el mas influyente
de todos.
DUARTE
LES ESTABA ARREBATANDO ESE LIDERAZGO; HABÍA QUE SACARLO DEL MEDIO COMO SEA.
Brouard
envió un emisario a Herard, quien en Haití estaba convirtiéndose en el nuevo dictador, para que al frente de
un poderoso ejército, viniera a la parte este de la isla para acabar con el
duartismo y que los haitianos retomaran el control efectivo de la antigua
colonia española, que se les escapaba de las manos, fruto de la labor de estos
duartistas, quienes habían aprovechado su división, en la lucha contra Boyer,
para querer echarlos de ella.
Herard
estaba en esos días en Cabo Haitiano, donde
le llegó el mensaje de Brouard quien era un hombre de su entera
confianza y decidió entrar a la parte este por Dajabón, al frente de una fuerza
militar de 12 mil hombres y cual no fue su sorpresa, al encontrarse con que los
habitantes de la parte este no entendían su creole, pues su idioma era el español.
Esa
ignorancia supina de Herard, sobre los habitantes de la parte este de la isla, era lo que Duarte
apreciaba ocurría en general con los haitianos y los hacía débiles, pues aunque
superiores en número, no podían organizarse para una lucha eficaz contra un
pueblo homogéneo como el dominicano, en
costumbres, religión e idioma.
Los
haitianos, aislados por el idioma y las costumbres del resto del mundo que los
rodeaba, solo conocían lo que ocurría en su campo agrícola y la población
cercana donde acudían a vender esos productos. En el mismo Haití, al proceder
de tribus de distintas partes de Africa, con dialectos diferentes, les era difícil comunicarse unos con otros.
La
lectura del libro El Pueblo Haitiano de James G. Leyburn, una publicación de la
Sociedad Dominicana de Bibliófilos Inc del 2011, nos ayuda a comprender la situación.
En
la página 278 de ese libro Leyburn dice:
La
población es con pocas excepciones una multitud indolente y desnuda…. No muy
alejada de las tribus del Niger, en
punto a civilización y a seguidas
agrega: .
“Es
un hecho indiscutible que desde que se
convirtieron en una nación, los negros de Haití han iniciado .un movimiento de regresión en lo que respecta al
mejoramiento intelectual y que no parece existir obstáculo alguno que les impida
descender a la barbarie.”
Pero a los separatistas dominicanos,
les parecía una utopía que los dominicanos
pudieran librarse de ellos por si mismos y convertirse en una nación
libre e independiente de toda dominación extranjera. No, para ellos, debíamos
si, librarnos de los haitianos, pero colocarnos bajo la protección de una
potencia y era Francia, en esos días, la
mas propicia a complacerlos. La división de los dominicanos en independentistas
(duartistas) y separatistas (seguidores de Bobadilla en esos días) favorecía
ahora los designios de los haitianos,
como la división a la víspera de los haitianos en boyeristas y reformistas,
había favorecido a los dominicanos.
Herard
llegó a Santiago y rapidamente atrapó a
Mella y lo envíó preso a Puerto Príncipe. Prosigue su viaje hacia Santo
Domingo, asegurando en su viaje, que el control de las ciudades por las que
pasaba, quedara en manos haitianas.
ESTA
COLUMNA TOMARÁ DOS SEMANAS DE VACACIONES
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