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JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU
OBRA (XXI)
Julio M. Rodriguez Grullón
EL
TERREMOTO DE 1842.-
Periodicamente nuestra isla, que tiene varias fallas
tectónicas que la atraviesan de oeste a este por varios sitios, (una de ellas
pasa por aquí por Santiago) es sacudida por terremotos, produciéndose uno muy
severo, aproximadamente cada 100 años.
Tuvimos
uno en agosto de 1946, donde se produjo hasta un tsunami en la costa de Nagua
(entonces conocida como Julia Molina, en honor a la madre de Trujillo) y uno también
muy fuerte el 7 mayo de 1842.
Parece
que el de 1842 tuvo como epicentro la falla tectónica que pasa por esta ciudad,
pues dicen los historiadores que la destruyó, así como destruyó también a Cabo
Haitiano y afecto grandemente a La Vega..
Los
que vivimos el terremoto de 1946 y recordamos el pánico que cundió en la población en esos
días, podemos imaginarnos bastante bien, el efecto del de 1842 en el ánimo del pueblo
y estoy seguro que Duarte, aprovechó el momento para destacar que no teníamos
un gobierno que se ocupara en socorrer a los damnificados afectados por el fenómeno telúrico. El daño físico que
causó en las demás ciudades y la carga
de trabajo y recursos de todas clases
que implicaría restaurarlas y corregir los daños, también repercutió en el
aspecto político de entonces en la isla,
cuando el año siguiente, Eustaquius Juchereau Saint Denys, quien debió
instalarse como cónsul de Francia en Cabo Haitiano, en vez de eso lo hiciera en
Santo Domingo.
Saint
Denys no encontró una casa adecuada en Cabo Haitiano para instalar su
consulado, pues el terremoto había destruido las mejores de la ciudad. Por esa
razón, al concretarse el acuerdo de Baez con el cónsul Levasseur en Puerto
Principe, en diciembre de 1843, Saint Denys, quien estaba libre por la causa señalada, fue designado
cónsul en Santo Domingo, para ejecutar este plan y es lo que muchos
historiadores pasan por alto, cuando analizan porque los Separatistas (Baez
Bobadilla, Santana , Caminero y demás)
se impusieron a los independentistas,
encabezados por Duarte.
Simplemente
los Separatistas contaron con la colaboración abierta, del cónsul francés, de
quien Duarte se percató de sus intenciones y jamás se acercó a su consulado
buscando ayuda, después de su regreso el
15 de marzo de 1844, pues apreció rápidamente de que lado estaba el francés, en la pugna
que surgió entre los dominicanos, después del grito del 27 de febrero de 1844 en
la noche y el triunfo en las batallas de marzo contra los haitianos que le siguieron.
Por
otra parte el movimiento conspirativo contra Boyer que se fraguaba en toda la
isla, se benefició del terremoto y el
disgusto que produjo la poca acción de Boyer, para reparar los daños que causó.
(Que Saint Denys no encontrara casa en Cabo Haitiano mas de un año después de ocurrido el terremoto,
es prueba inequívoca de ello).
Ese
movimiento se había iniciado en la Cámara de Diputados, donde un grupo de ellos
se opuso al tratado que había acordado Boyer con Francia, para que esta reconociera
la independencia de Haití, pagando este la suma de 150 millones de francos,
suma exhorbitante en esos días.
Los
diputados fueron Dumesle, Saint Preux,
Couret, Lartigue y Beaugé, quienes fueron expulsados arbitrariamente de
la Cámara por Boyer.
Pero
en las elecciones que tuvieron lugar en 1842, estos diputados fueron reelegidos
por los votantes de sus comunidades y
Boyer se negaba a aceptar que pudieran regresar a sus curules.
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