ESPECIAL PARA LA
INFORMACIÓN AYER
Y HOY
articulosdeopinion2004@yahoo.com JUAN PABLO DUARTE. SU VIDA Y SU
OBRA
(XVII)
Julio M. Rodriguez Grullón
LA
EXPANSION DE LA TRINITARIA-
Solamente
dos líderes independentistas han fundado sociedades equivalentes a partidos
políticos para llevar a cabo la tarea de independizar su país, Juan P. Duarte
para la Republica Dominicana y José Martí para fundar a Cuba y el dominicano lo
hizo décadas antes que el cubano y en circunstancias mas difíciles.
Duarte
comenzó con un grupo de jóvenes amigos, continuó
el reclutamiento con los llamados comunicados y siguió la expansión hacia el
interior del país. Por la naturaleza secreta de la organización y el miedo a los
haitianos que existía, se hace difícil rastrear el crecimiento de ella, pero la
fuerza del movimiento independentista en 1843, nos dice a las claras, que fue
una labor constante coronada por el éxito.
Una
de las vías de expansión fueron las
logias masónicas.
Boyer
fomentó la fundación de logias, al mismo tiempo que despojaba de sus propiedades
a la Iglesia y cerraba la mayoría de los templos que encontró a su llegada en
1822; entonces los curas se hicieron masones
y conspiraron e impulsaron esa
conspiración en las logias. La obra de Monseñor Hugo E. Polanco Brito, es una
buena referencia a este respecto. Ver Polanco Brito, Hugo. La masonería en la
Republica Dominicana. PUCMM, 1985.
Duarte
mismo se hizo masón, lo mas probable en 1836, aun antes de fundar la Trinitaria
y entonces encontró allí terreno fértil para la propagación de su obra.
Hay
que recordar que los haitianos no hablaban español, ellos querían que los
dominicanos hablaran francés, aunque solo una minoría de ellos hablaban y
todavía hablan ese idioma, pues lo que ellos todos entienden era y es, el
Creole o Patois. Así que a quienes estuvieran disgustados con ellos, no les era
difícil conspirar en reuniones, aunque a
ellas asistieran haitianos.
EL
PADRE GASPAR HERNANDEZ.-(1798-1858)
En
julio de 1839 llegó al país, via Saint Thomas, procedente de Puerto Rico donde
residía desde 1830, este sacerdote de la
orden de los Ministros de Enfermos.
Había
nacido en Lima, Perú y era un fanático hispanófilo y del régimen monárquico de
gobierno. Por esta razón estuvo en contra de los independistas sudamericanos y
tuvo que irse de su país, al triunfar la causa de Bolivar, San Martín y demás libertadores.
Vino a parar a Puerto Rico, que era posesión española todavía.
Al
parecer por la escasez de sacerdotes en nuestro país y los pedidos del vicario
Portes, decidió trasladarse a Santo Domingo. Como la lucha nuestra era contra
los haitianos, Hernández se sumó a la causa de Duarte y sus trinitarios. Podíamos
calificarlo como un separatista.
Debido
a su gran cultura y capacidad intelectual en un medio donde desde el Tratado de
Basilea en julio 1795, había existido una fuga de cerebros, su sabiduría
resplandecía como un bombillo en medio de la oscuridad y los jóvenes trinitarios,
ansiosos de conocimientos, se sintieron
atraídos hacia a el, como las maripositas al bombillo señalado.
Hernández
sabía y enseñaba brillantemente Latín, Filosofía, Teología, Moral, Historia Universal
y Derecho Político. Sus clases excitaban de tal manera a sus alumnos, que estos,
al salir de ellas, se enfrascaban en largas y acaloradas discusiones por las
calles y las personas que los oían hablar
de cosas que ellos no comprendían, le pusieron el mote de “filorios”, algunos
en son de burla, otros por envidia y aún otros con admiración.
El
Padre Gaspar fue exiliado por Herard en 1843 y estaba en Curazao con Duarte,
Pina y Perez en marzo de 1844 cuando la Leonor fue a buscarlos, pero como lo de
el no era independencia, sino separación, específicamente española, no quiso
regresar con ellos.
Regresó
en 1848, estuvo en La Vega y luego en Santo Domingo. Volvió al exilio en 1853 expulsado por Santana,
regresó en enero de 1857 y Santana lo expulsó
de nuevo en junio de 1858, muriendo un mes después en Curazao.
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