articuosdeopinion2004@yahoo.com LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA
Julio M. Rodríguez Grullón
Predominaba la idea de que debíamos salir de los haitianos, pero colocarnos bajo la protección de una de las potencias de la época, lo que explica que después de 17 años de fundada la Republica, el país fuera anexado a España y luego de la guerra de la restauración, los testarudos separatistas, la anexaran a Estados Unidos, cuatro años después.
Pero Duarte era un visionario y captó que esa aparente superioridad haitiana no resistiría la voluntad de este pueblo, de adoptar una identidad jurídica propia, porque era homogéneo en sus hábitos de vida (costumbres), idioma y religión, elementos básicos para formar una nacionalidad, además de la raza, que las diferentes etapas por la que atravesó el período colonial, nos hizo mestizos en su gran mayoría y nunca hemos padecido discriminación por esa causa.
Duarte percibió que los haitianos fallaban en todas esas cosas; que no eran homogéneos en sus creencias religiosas y estaban llenos de supersticiones en este campo, carecían de idioma, hablaban un dialecto que difería de una región a otra en Haití y de que existía entre ellos un racismo feroz, al extremo de que simplemente por ser blanco, usted allí no podía ser propietario de nada. Todas estas cosas los hacían débiles, para mantener su dominio sobre una nación con las características de la nuestra.
Hay que saber la voluntad férrea y la entereza de carácter que se necesitan, para imponer en una sociedad un criterio contrario al de la mayoría, organizar un movimiento secreto para difundirlo y crear seguidores, que aun estando el líder en el exilio, para salvar la vida, ya que los haitianos lo buscaban para matarlo, lograron cristalizarlo y una vez hecho esto, lo primero que hicieron fue mandarlo a buscar, prueba irrefutable de su hegemonía entre ellos.
Nuestro padre de la patria era poseedor de una personalidad equilibrada, matizada por el altruismo, que tuvo dos novias conocidas, María Antonia Bobadilla y Prudencia Lluberes; a esta última le colocó un anillo de compromiso. Pero Duarte, a partir de 1844, no regresó a la ciudad de Santo Domingo y esto interfirió con que pudiera celebrarse la boda.
La ignorancia es la causa de los dislates que cometemos, la mayoría de las veces, al referirnos a Duarte y debemos los dominicanos, antes de emitir juicios sobre su personalidad, tomarnos el trabajo de documentarnos adecuadamente.
En nuestras escuelas no se enseña nada de lo aquí hemos señalado, así que la ignorancia sobre como se forjó nuestra nacionalidad y sobre su forjador, quien la impuso en medio de circunstancias bien difíciles, es la principal causa de nuestra debilidad, ante las imposiciones actuales de las potencias extranjeras, a quienes les interesa aniquilarla, por conveniencia de sus intereses del momento.
Es urgente la reforma de lo que se enseña sobre nuestra historia en las escuelas en relación a Duarte y nuestra independencia.. Es el arma mas potente para mantener nuestra identidad nacional
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