DUARTE EN LA RESTAURACION
Dr. Julio M. Rodriguez Grullòn
Vocal de la directiva del Instiiuto
Duartian
Pronunciada en el Instituto Duartiano,
el 16 de Agosto, 2013
No es posible referirse a la Restauración
de la Republica Dominicana, sin someramente
señalar lo ocurrido durante el período
de la independencia, pues es la ruta obligada para comprender el porque de la anexión
a España y luego la restauración.
Bajo el liderato de Duarte, de 1838 a
1844, se forjó un movimiento para producir el surgimiento de una Republica Dominicana
libre e independiente de toda dominación extranjera
Por el terror a los haitianos,
implantado en el país desde las salvajes masacres de Dessalines y Cristobal en
1805, el documento básico y la sociedad, en realidad un partido político, que
Duarte fundó con los fines independentistas, fueron ambas, cosas secretas.
El juramento trinitario, que indica
claramente quien es el líder del movimiento, se escribió en un lenguaje criptográfico,
conocido solo a los nueve presentes en la reunión inicial, el día de la virgen
del Carmen de 1838 y así permaneció por 52 años.
Por esta razón fue fácil a los
opositores de los trinitarios, los separatistas, que aspiraban a separarnos de
Haití, para ponernos bajo la tutela de una de las potencias de la época, cualquiera de ellas, ninguna en particular,
borrar del mapa a Duarte, una vez que con el apoyo francés, personificado en el
cónsul Eustaquius Juchereau Saint Denys, sacaron del poder y enviaron al exilio
a los fundadores de la república, una vez iniciada la vida independiente de la nación.
La ignorancia sobre el papel fundamental
de Duarte en el movimiento independentista se profundizó, cuando este, en febrero
de 1845 sufrió un trauma psíquico por el fusilamiento de María Trinidad Sanchez
y sus compañeros y el envío al exilio de
su familia en medio de atropellos de parte de Santana, convertido en Presidente
por aclamación, con poderes dictatoriales en nombre del ejército y el pueblo, el
12 de julio de 1844 y confirmado con el artículo 210 de la constitución de San
Cristóbal.
Duarte decidió desaparecer del
escenario político nacional, para que se pusiera fin a la división entre santanistas
y duartistas y el país pudiera avanzar por el sendero de la unión, paz y progreso,
que era su mayor ambición. Así que se internó en la selva venezolana y por 12
años nadie supo nada de el. (1) Lo dieron
por muerto.
Los separatistas dueños del poder
político, se dividieron en Santanistas y Baecistas e intentaron entre 1844 y
1861, liquidar nuestra independencia
diez veces, con intentos fallidos de anexión, a Estados Unidos tres veces, a Francia
tres veces, a Inglaterra una vez y a España tres veces, (2) hasta que
circunstancias históricas, relacionadas con la guerra civil en Estados Unidos y
la llegada al poder en España del gobierno de O’ Donnell quien soñaba con
restablecer el imperio español del Siglo XVI, hicieron posible que el cuarto
intento de anexión a España, tuviera
éxito, el 18 de marzo de 1861.
Debemos decir que la mentalidad
separatista no desapareció después de la restauración, pues Buenaventura Baez
intentó anexar el país a Estados
Unidos en 1869 y de nuevo en 1876. No
fue hasta la llegada de Luperón y los azules al poder, en diciembre de 1879,
que desapareció la mentalidad separatista en nuestros gobernantes.
Para 1860, Duarte recién había vuelto
a hacer contacto con su familia, desde la parroquia San Fernando de Apure y
aunque desde allí, una carta para llegar
a Caracas tomaba tres meses, sus hermanas le enviaron un recorte de periódico,
con la noticia de la anexión a España.
2
Después de su vida llena de privaciones
en la selva venezolana, el padre de la patria, no era el mismo hombre de 1844. Su salud se había deteriorado
notablemente, sus ataques palúdicos y quizás la tuberculosis, se había alojado
ya en el y su aspecto no
era
el de un hombre saludable; sin embargo,
al enterarse de la noticia que la patria que el había forjado, había sido
liquidada por sus adversarios políticos, sacó fuerzas de lo mas profundo de su
ser, sintió que el vigor volvía a su organismo y se puso en marcha hacia
Caracas,
viaje que le tomó, al igual que las cartas, tres meses en realizar, llegando el
8 de agosto de 1862 y puesto al día de los acontecimientos dominicanos, dijo a
su hermano mayor Vicente:
“He venido del Apure dispuesto a salvar por segunda vez a nuestra
patria .de la dominación extranjera. Solicitaré ayuda a Venezuela; levantaré
fondos; me haré de amas y pertrechos, fletaré barcos y llevaré a Santo Domingo
la bandera de la independencia. Cuento con tu cooperación”.(3)
De inmediato, antes de que se iniciara
en el país la lucha restauradora, se lanzó a implementar su plan. Como general
que era del ejército dominicano, inició el reclutamiento de adeptos para organizar
una expedición contra el dominio español de su amada república.. El Dr. Elías
Acosta, director del departamento de Interior
y Justicía, del gobierno venezolano, amigo suyo desde los días de su lucha independentista en nuestro país, fue la
persona a través de la cual se acercó al gobierno del Gral Paez.
Las actividades de Duarte fueron reveladas al embajador español
en Caracas, quien trató de ganárselo a la causa española y reportó sus
actividades a Madrid. Desde la capital española le enviaron la oferta de que
si aceptaba la anexión, sería designado
Capitán General en el país y esto haría que cualquier resistencia contra la
anexión desparecería y este se encauzaría
por el progreso y la felicidad de sus habitantes.
Se pensaba que Duarte, al ser hijo de
español y dirigir la lucha de nuestra independencia contra Haití y no contra
España, como el resto de los países hispanoamericanos, aceptaría esta oferta.
Duarte la rechazó considerándola
degradante y expresando entre otras cosas, que
la perdida de la independencia de su patria, tan cara a su corazón y por
cuya tranquilidad gustoso se inmolara, le era muy doloroso… que a el le bastaba
con solo ver libre, feliz e
independiente su ínsula…. y prosiguió en
su empresa de organizar la expedición libertadora.(4)
Al fallar esta oferta en desviar a
Duarte de su propósito, los españoles recurrieron a otra mas sutil: Lograron
que el gobierno venezolano le ofreciera un cargo a Duarte. El patricio lo
rechazó, diciendo que de aceptarlo, tendría que reconocer como patria, al país
que servía.
Los planes de Duarte para obtener
fondos del gobierno venezolano a finales de 1862, se estancaron, cuando el Dr.
Acosta fue despedido de su posición por el Presidente Paez.
Por varios meses quedó Duarte sin contactos
con el gobierno venezolano, enfrascado en una cruenta guerra civil contra los
federalistas, quienes terminaron triunfando. En semejante situación era imposible
que el gobierno pudiera entregar alguna ayuda y mas de un año transcurrió, sin
que las circunstancias permitieran que
los planes de Duarte fructificaran.
Los nuevos gobernantes fueron
receptivos a sus peticiones.
El nuevo presidente Juan Crisóstomo Falcón, gracias a los
contactos de Manuel Rodriguez Objío, accedió a una entrevista y así pudo Duarte
obtener mil pesos fuertes de
3
donación,
el 20 de enero de 1864, con los que inicia su compra de los pertrechos
militares.
Desde su retorno a Caracas, Duarte
hizo contacto con numerosos colaboradores,
algunos, fieles desde sus días de líder de la trinitaria, como Pedro
Alejandrino Pina y Juan Isidro Perez y otros nuevos, como Manuel Rodriguez Objìo a quien designó
su secretario y encomendó varias misiones; también se relacionó con los
jóvenes Emiliano Tejera, Francisco
Saviñón, Juan Esteban Aybar, Mariano
Cestero y David León.
Después de firmar los nombramientos que
les otorgaba acotaba : Al
pie de la Montaña, en el Valle de la Perseverancia. (5)
A finales de febrero, 1864, Duarte fleta
la goleta Gold Munster en Curazao, va a Caracas, vende una de las casas de la familia allí por mil pesos
fuertes, completa el parque militar
deseado y sale de La Guaira el 1 de marzo 1864, para las Islas Turcas,
acompañado de su tio Mariano Diez, su hermano Vicente Celestino, su secretario
Manuel Rodriguez Objio y el venezolano militar, Candelario Oquendo. Toda una mano de valientes. Los persigue el
navío español Africa, El viaje dura nueve días y llegan el 10 de marzo. El 18 fletan
otra embarcación que los pone en Cabo Haitiano el 19, donde permanecen hasta el
23 y en otro velero salen hacia Montecristi, pero hay poca brisa favorable y la
travesía dura dos días. Llegan a la ciudad del morro temprano en la mañana del
25 de marzo de 1864.(6)
El dueño de la embarcación que los
trae es bien conocido en el lugar, identifica quienes son los viajantes y le llevan la noticia a Benito
Monción, este los presenta a las tropas y son aclamados con entusiasmo. Duarte
dice:
“Aquí estamos para sumarnos al pueblo
en la lucha por la recuperación de la independencia nacional, inconsultamente
destruida por el traidor Santana”.
Rodriguez Objío escribió que con la
llegada de ellos, la revolución se sintió como alentada y agrega que era el
primer refuerzo material y moral que recibía del extranjero.
Benito Monción está emocionado, no
solo obsequió dignamente a los ilustres visitantes y les proporcionó alojamiento
ese día, al siguiente les procuró cabalgadura y los acompañó hasta Guayubín.
Allí Duarte se reune con Mella, a
quien ve por primera vez en 20 años, pero ambos no son los mismos hombres de
entonces.
Mella, extraviado en la cordillera central
de regreso a Santiago en una misión al sur del país, llegó primero a Sabaneta y
luego vino a Guayubín, aquejado de una grave disentería, que terminaría quitándole
la vida, seis semanas después.
A Duarte se le revoltea el paludismo y
cae también en cama y así están los dos héroes de nuestra independencia juntos,
enfermos, en el histórico Guayubín.
El día 28, Duarte aprovecha un receso
de su fiebre y posiblemente con la colaboración de Rodriguez Objío, escribe una
de las cartas mas vibrantes salidas de su pluma. Dice así
Guayubín 28 de marzo 1864
21 de la independencia
Señores individuos del Gobierno Provisorio
En Santiago
4
Arrojado de mi suelo natal por ese
bando parricida que empezando por
proscribir a perpetuidad a los fundadores de la república, ha concluido por vender al extranjero la patria,
cuya independencia jurara defender a todo trance; he arrastrado durante 20 años
la
vida nómada del proscrito, sin que la providencia tuviese a bien realizar la
esperanza, que siempre se albergó en mi alma, de volver un día al seno de mis
conciudadanos y consagrar a la defensa
de sus derechos políticos, cuanto aún me restase de fuerza y vida.
Pero sonó la hora de la gran traición, en que el Iscariote creyó consumada su obra y
sonó para mi, la hora de la vuelta a las patria; el señor allanó mis caminos y
a pesar de
cuantas
dificultades y riesgos se presentaron en
mi marcha, heme al fin, con cuatro compañeros mas, en este heroico pueblo de
Guayubín, dispuesto a correr con
vosotros y
del modo que lo tengaìs a bien, todos los azares
y vicisitudes que Dios tenga aún reservados a la grande obra de la restauración dominicana, que con tanto
denuedo como honra y gloria habeìs emprendido.
Creo, no sin fundamento, que el
gobierno `provisorio no dejará de
apreciar, luego que me comunique con el personalmente, lo que he podido hacer
en obsequio del triunfo de nuestra justa causa y espero de su alta sabiduría,
que sacará de ello importantes y positivos resultados.
Dignaos aceptar los sentimientos de
alta consideración y aprecio con que se
pone a vuestras ordenes
El General Duarte
Duarte salió para Santiago desde
Guayubín el día 2 de abril, todavía afectado de su fiebre pero, en el trayecto
de dos días se mejoró. Llegó a la sede del gobierno provisional el 4 de abril y
al día siguiente lo recibió Ulises F. Espaillat, quien ocupaba el lugar de
Mella como Vicepresidente. y a quien entregaron
el parque militar traído.
Duarte hizo un relato de como logró esa
ayuda y el provisorio entendió que debía tener algún representante diplomático
ante el gobierno de Venezuela y designaron
a Melitón Valverde, médico y político, recomendado por el mismo Duarte.
Los demás compañeros de Duarte fueron
asignados a unidades de combate, pero era obvio que el, aunque deseaba también
ese tipo de asignación, no estaba apto para ocupar un lugar en el frente y fue
hospedado en una casa campestre en Gurabito.
Duarte
era tratado como un general distinguido de la época de la independencia, no se
le reconocía como el padre de la patria, pues el juramento trinitario todavía no
había sido dado a conocer por Felix María Ruiz, algo que ocurriría en 1890, (9)
después de su muerte. Espaillat y otros santiagueros recordaban a Duarte de su
estadía en Santiago, en junio de 1844, cuando se negó a aceptar la presidencia
que se le ofrecía..
El 14 de abril Duarte recibió la
noticia de que sería enviado en una misión diplomática de regreso a Venezuela, junto
con su recomendado Valverde, a lo que inicialmente se negó. Se preparaba para ir
visitar al Presidente Salcedo, cuando le entregaron un ejemplar del Diario de
la Marina de La Habana, de fecha 28 de marzo 1864, donde en un artículo de su
corresponsal en Santo Domingo, firmado simplemente con la letra G, se referían
a el como una fuerza divisionista en el seno de los restauradores. Ver anexo
No. 2
Esto lo hizo recapacitar y decidir aceptar la
oferta y así se lo comunicó a Espaillat, mediante una correspondencia fechada
el 21 de abril de 1864, quien le respondió al día siguiente, que se alegraba de
que aceptara su designación, aunque no el motivo, porque el (Duarte), no
era causa de ninguna división, ni había
celos sobre su relevancia, de parte
5
de
los restauradores, aunque le recomendaba marcharse al día siguiente, por la
urgencia que había, de conseguir ayuda extranjera. Un par de días después,
Duarte recibió una pequeña suma de dinero de parte del gobierno
restaurador diciendo que era para que la
utilizara cuando lo considerara conveniente.
En esos días mejoró de sus fiebres y
se sintió con fuerza suficiente para no marcharse tan rápido como quería
Espaillat y decidió llevar su caso ante el Presidente Salcedo, enviándole una carta por el correo militar, el 26 de
abril. solicitándole una entrevista para tratarle su situación a viva voz.
Como pasaron unos días y Salcedo no contestaba,
Duarte envió entonces, ya en el mes de mayo, a su tio Mariano Diez, para que
personalmente le solicitara a Salcedo la entrevista. Salcedo, nunca contestó nada.(8)
Esta indiferencia de Salcedo con Duarte, le granjeó la malquerencia
de los acompañantes de este en su viaje
de Venezuela a Montecristi y no es de extrañar encontrar a Manuel Rodriguez Objío
y a Candelario Oquendo, en el gabinete de Gaspar Polanco, quien dio un golpe de
estado a Salcedo el 10 de octubre de 1864 y luego lo fusiló.
Para mediados de mayo de 1864 la guerra
restauradora entró en un período crítico, José La Gándara, el mas capaz de los
militares españoles, a sangre y fuego tomò a Montecristi y preparaba la marcha
sobre Santiago. Toda clase de rumores corrían, entre ellos una invasión de 30
mil hombres desde España, comandados por el Gral Prim. Salcedo, vacilante, promovía
negociaciones de paz a través de Geffrard en Haití. Luperón, Polanco y Monción rechazaban toda idea derrotista y resistían
valientemente la nueva avalancha española.
La Gándara quedó embotellado en Montecristi
y el paludismo prontamente comenzó a hacer estragos en su tropa.
La presencia española en Montecristi
reavivó el interés restaurador en recibir ayuda extranjera, que Duarte era
ciertamente, el mas indicado para obtenerla.
El patricio comenzó a recibir notas de Espaillat ordenándole partir a
través de Haití. Pero la llegada de Mella desde Guayubín, agonizando de su disentería,
retuvo a Duarte a su lado. Alojado en una de las casas apenas reparada después
del voraz incendio de la ciudad, Mella miraba a Duarte y su rostro demacrado
expresaba la satisfacción de tener a su lado a su guía y maestro, a su deseado,
a quien devolvería presidente a Sánchez en Santo Domingo, desde Santiago, en
junio de 1844.
El 4 de junio expiró Mella, con Duarte
a su lado, exclamando: Aun hay patria, Viva la Republica Dominicana.
Como era nominalmente vicepresidente
de la Republica fue enterrado con los honores de un jefe de estado.
Tres días después, cargado de
nombramientos y credenciales, partió Duarte para Cabo Haitiano, donde se embarcó
para Saint Thomas; allí se reunió con Valverde y luego llegó a Curazao. Pero
Valverde, quien llegó primero a Caracas, enviado por Duarte, fue imprudente en
la explosiva situación que existía en Venezuela, con varios generales disputándose el poder
y allí no se obtuvo ayuda. Duarte fue entonces a Coro, donde estaba el General
Falcón que le había entregado los mil pesos fuertes en enero y obtuvo alguna ayuda que envió con Valverde a
Santiago; previamente se había reunido
con Pedro Alejandrino Pina, su compañero trinitario, quien no pudo acompañarlo
en su viaje de regreso en marzo del 64 por encontrarse enfermo.
En octubre, la noticia del golpe de estado de Polanco a Salcedo lo
dejó estupefacto, exclamando: “un golpe de estado, en plena guerra”.
6
Ipso facto sus credenciales perdieron validez.
Candelario Oquendo fue el nuevo delegado del gobierno efímero de tres
meses de Polanco y Duarte vió terminado sus días de representante del gobierno
restaurador, aunque continuó sus esfuerzos por la recuperación de la soberanía
de su patria.
Un mes antes en Madrid, en septiembre
de 1864, había caído el gobierno de O`Donnel y sustituido por su opositor
Narvaez, , opuesto a la anexión dominicana.
El Gral Prim desistió de una dudosa aventura
en el Caribe y el 3 de mayo de 1865, las cortes españolas anularon
el decreto de la anexión.
La evacuación pura y simple de las tropas, se inició poco
después, terminando el 11 de julio de 1865, ante el disgusto de La Gándara, que
presionaba para obtener alguna concesión de los restauradores, lo cual casi consigue en el pacto del Carmelo, que fue prontamente anulado. (9) El Capitán General
español, con mucha visión argumentaba,
que el finalizar así la anexión en nuestro país, estimularía movimientos independentistas
en Cuba y Puerto Rico y así fue. En 1868 se produjeron el grito de la Demajagua
en Cuba y el de Lares en Puerto Rico.
De su parte Duarte, aunque vivió 12
años mas, jamás regresó de nuevo al país que había forjado, liberado de Haití y
colaborado a restaurar después de su anexión a España, consternado ante el
regreso de Baez al poder, apenas cuatro meses después de la partida de los
españoles y su intento luego de anexar el país a Estados Unidos, en 1869.
Ignacio María González le solicitó que
regresara en enero de 1875 y Luperón en diciembre de ese mismo año, pero el ya no tenía fuerzas para viajar.
El juramento trinitario fue dado a
conocer en 1890 por Felix Ma Ruiz y Duarte comenzó a ser llamado el Padre de la
Patria por Eugenio Deschamps, el gran orador de esos días. (10) Se inició la campaña para así consagrarlo en
1894. Sin embargo, la politiquería de
Lilís, en el cincuentenario de la independencia, hizo que fuera acompañado de
Sanchez y Mella, sus meritorios y amados discípulos, fieles colaboradores, pero
jamás sus iguales.
Esto es, a grandes rasgos, la historia
de Duarte, con énfasis en su lucha por mantener la soberanía de su ínsula,
perdida con la anexión a España, con una explicación de porque somos el único
país que yo conozca, con tres padres de la patria, cuando en realidad tenemos
solo uno, Juan Pablo Duarte y Diez.
REFERENCIAS
1.- Duarte, Rosa.- Apuntes. Colección Instituto
Duartiano. Editora del Caribe C por A.
Santo
Domingo R.D. 1970, pag 164
2.- Investigación realizada por el autor. Ver
anexo No. 1
3.- Troncoso Sanchez, Pedro. Vida de Juan
Pablo Duarte. Instituto Duartiano, Colección
Duartiana.
Volumen XI. Santo Domingo R.D. 2002, pag 390
4.- Idem, pag 391
5.- Idem pag 413
6.- Idem
pag 419
7
7.- Perez y Perez, Rafael. Juan Pablo Duarte,
multiple y humano. Ministerio de las
Fuerzas
Armadas. Edita Libros, Editores
Impresores, SRL, Santo Domingo R.D. 2013,
pag
27
8.- Referencia No. 3, pag 436
9- Marrero Aristy, Ramón. La Republica Dominicana,
origen y destino del pueblo
cristiano
mas antiguo de America. Volumen II. Editora del Caribe c x a, Ciudad
Trujillo
R.D. 1958, pag 97
10.- Rodriguez Demorizi, Emilio. Papeles de
Espaillat. Editora del Caribe c x a. Santo
Domingo
R.D. 1963, pag 431
ANEXO No. 1
INTENTOS DE
ANEXION O DE OBTENER UN PROTECTORADO POR GOBERNANTES SEPARATISTAS DOMINICANOS_
___________________________________________________
01,- Diciembre 1843 Francia (Plan Levasseur) Buenaventura Bez
02.- febrero 1846 España Pedro
Santana
03.- 9 de abril 1849* Inglaterra Buenaventura
Baez
04.- 10 de abril 1849* Francia Buenaventura
Baez
05.- septiembre 1849 Francia Buenaventura
Baez
06.- enero 1850 Estados
Unidos Pedro
Santana
07.- mayo 1853 España Pedro
Santana
08.- febrero 1854 Estados
Unidos Pedro
Santana
09.- enero 1856 Estados
Unidos Pedro
Santana
10.- octubre 1858** España Pedro
Santana
11.- julio 1860*** España Pedro
Santana
12.- noviembre 1869+ Estados
Unidos Buenaventura
Baez
13.- marzo 1876 Estados Unidos Buenaventura
Baez
* Fueron los días
previos a la batalla de las Carreras
** Fue rechazada,
señalándole a Santana que gobernaba en Haití Favre Geffrard y que no había
peligro
de invasión
*** Produjo la anexión. Las razones fueron: Gobernaba en
España O’ Donnell, quien soñaba
restaurar
el imperio español del Siglo XVI y en Cuba estaba Serrano que compartía esos
ideales. Se
libraba en los Estados Unidos una guerra civil, lo cual hacía imposible que se
aplicara la
doctrina Monroe
+ Se firmó un tratado de anexión entre los gobiernos de Baez y Grant, pero el
senado
norteamericano
, encabezado por Charles Sumner, lo rechazó
ANEXO No. 2
ARTICULO
PUBLICADO EN EL DIARIO DE LA MARINA DE LA HABANA SOBRE DUARTE, EL 28 DE MARZO
1864
Hay
noticias dignas de crédito de que el GraL Duarte ha venido a cooperar activamente
con los rebeldes.
Este Duarte, de nombre Don Juan Pablo, es sujeto que hizo gran
papel en 1844, cuando se formó la Republica Dominicana, habiendo sido proclamado
entonces como su primer presidente en el Cibao. Pero careciendo de tacto para saber
manejar sus negocios, o sobradamente presuntuoso
para contar con el apoyo de otras influencias, que las de sus vaporoso satélites,
se malquistó desde el primer instante con el General Santana, quien estrenó
combatiéndole con las fuerzas y el prestigio que alcanzara en sus primeras
victorias sobre los haitianos. Duarte
sucumbió fácilmente y salió proscrito
para Venezuela, donde hasta el día de hoy se había obstinado en permanecer obscuramente,
sin embargo de que varias veces ha tenido ( y bajo el gobierno de S.M con mayor
razón) abiertas las puertas de su país.
Es don de las nulidades políticas, salir de la
inactividad para consumar su descrédito y el paso que da hoy don Pablo Duarte,
uniéndose a la pésima causa de la rebelión, merece desde luego la calificación
de disparate y tal que para ser capaz de
cometerlo se necesita un cerebro desorganizado.
Precisamente habrán
querido Benigno Rojas y los dos o tres jefes menos ignorantes de la rebelión,
sacar gran partido para con los suyos de este incidente personal y se pretenderá
dar a Duarte la significación de un gran
hombre, capaz de hacer milagros. Resultado indefectible: que el Presidente Pepillo Salcedo, Polanco el Generalísimo
y los no menos Generalísimos Luperón y
Monción, no querrán ceder la
preeminencia que hoy tienen entre los
suyos y verán de reojo al recién venido, a quien considerarán como a un zángano perezoso, que viene a libar la miel
elaborada por ellos.
Verdad es que la miel
y la colmena no valen qran cosa; pero
esos señores no las han visto mas gordas
y las tienen en tanto aprecio que entre-riñen por ellas como Cesar y Pompeyo
por el imperio del mundo. Dígalo sino el
ejemplo de Florentino, asesinado por Juan Rondón, a causa de rencillas anteriores
sobre lo mío y lo tuyo en los saqueos de Azua, San Juan, etc.
La
llegada de Duarte entre esa clase de gente, `puede asegurarse, por consiguiente,
es como una nueva causa de complicación y disolución que surge entre los rebeldes,
ya profundamente desmoralizados por sus
propios desórdenes.
G